La Gran Pirámide de Guiza, los Jardines Colgantes de Babilonia, el Templo de Artemisa, la Estatua de Zeus en Olimpia, el Mausoleo de Halicarnaso, el Coloso de Rodas y el Faro de Alejandría. Esas aprendimos en el colegio que eran las siete maravillas del mundo, seis de ellas desaparecidas para siempre. Y hace ya más de diez años que conocimos las nuevas siete maravillas, elegidas a través de un gran concurso público. Los elegidos entonces fueron el Machu Picchu, Chichén Itzá, el Coliseo de Roma, la estatua de Cristo Redentor, en Río de Janeiro, la Gran Muralla China, la ciudad de Petra y el Taj Mahal.
¿Y ahora qué? Pues ahora... ha llegado Instagram. Y a golpe de likes, hashtags y ubicaciones favoritas, ha elegido las nuevas siete maravillas. Las más populares de la red social más popular. Y nos morimos por visitarlas todas:
1. La Torre Eiffel
Quizá el monumento más famoso del mundo, más icono ya que elemento arquitectónico. ¿Quién no ha ido a París y ha pasado un buen rato intentando que la torre cupiera en la foto que siempre recordaríamos del viaje? Da igual verla de día, presidiendo con su majestuosidad París, o de noche, cuando su iluminación le da más sentido que nunca a eso de «la ciudad de la luz»: la Torre Eiffel siempre quita el aliento.
2. El Big Ben
Y de París nos vamos a Londres para encontrarnos con el Big Ben, la gran torre del reloj del Palacio de Westminster, llamada Elizabeth Tower desde el 2012. Lleva más de ciento cincuenta años presidiendo el skyline de la zona más londinense de Londres y, aunque ahora lo tendremos en obras durante algunos meses y nos estropeará el plan de inmortalizarlo en Instagram, volverá renovado para seguir dando guerra muchos siglos más.
3. El Gran Cañón del Colorado
No solo de ciudades viven las siete maravillas de Instagram. La naturaleza también tiene un lugar destacado en el pódium de favoritas, y el Gran Cañón del Colorado, ubicado en Arizona (Estados Unidos), es quizá la muestra más sorprendente de cuánta belleza pueden crear el paso del tiempo y las fuerzas naturales. Con casi quinientos kilómetros de longitud, merece la pena visitarlo a pie, en helicóptero o avioneta, para alucinar con sus colores rojizos y la inmensidad de sus paisajes.
4. El London Eye
Y muy cerquita del Big Ben, podemos encontrar otra de esas grandes maravillas que Instagram ha consagrado para la posteridad. La noria del milenio fue el autorregalo que se hizo Londres para celebrar la entrada en el siglo XXI y, aunque fue recibida con muchas suspicacias, se ha convertido en poco más de tres lustros en una parte imprescindible ya del paisaje que rodea el Támesis. Contemplar Londres desde los 135 metros de su cima en un día despejado es una de esas experiencias vitales que nadie debería perderse.
5. El Empire State Building
Nueva York no podía faltar en la lista, claro. Y el Empire State Building es quizá el rascacielos más representativo de la ciudad de los rascacielos, además de haber sido su edificio más alto en diferentes etapas de la historia. Desde sus 381 impresionantes metros de altura podemos contemplar Manhattan a vista de pájaro y, desde la calle, nos maravillaremos con las diferentes iluminaciones temáticas con las que Nueva York recibe a sus visitantes.
6. El Golden Gate
Quizá el puente más famoso del mundo, presidiendo desde 1937 la bahía de San Francisco, una de las ciudades más bellas del mundo. Su característico color rojizo le da carácter y las leyendas alrededor de su construcción lo han convertido ya casi en un mito. Casi tres kilómetros de largo por veintisiete de ancho y 227 metros de altura en sus puntos más altos, no hay mejor forma de entrar en San Francisco que recorriéndolo en coche mientras escuchamos el San Francisco (Be Sure To Wear Flowers In Your Hair) de Scott McKenzie.
7. El Puente de la Torre
El Golden Gate tendría que pelear duro con la última incorporación a esta lista por el título de puente más famoso del mundo. El Puente de la Torre, que atraviesa el Támesis desde la Torre de Londres hacia el sur de la ciudad, es esa vista que a todos nos viene a la cabeza cuando cerramos los ojos y pensamos en la capital británica, indiscutible vencedora en esta lista de nuevas maravillas. Verlo desde fuera, con su aspecto neogótico, es una preciosidad. Y las vistas de Londres desde sus 65 metros de altura compiten con el London Eye en su capacidad para quitarnos el aliento.
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