Por su tradición monárquica y pasado feudal, España atesora un patrimonio muy interesante de castillos y palacios. Por tener, tenemos hasta un tipo de construcción antigua y señorial característica específicamente de Galicia, normalmente, situada en el campo. Se trata de los pazos, construidos con techos altos; dormitorios espaciosos; grandes salones y un elemento común indispensable: la piedra. Sus paredes son siempre de piedra. En esta región española hay catalagados unos 900 pazos aunque ninguno tan misterioso como la Casa Torre de Aldán.
Ubicado en la parroquia de Aldán (San Cibrán, Pontevedra), el lugar es conocido también como la Finca de Frendoal y es llamada popularmente "el Bosque Encantado". Y es que este pequeño castillo abandonado ha acabado integrándose en su entorno de una forma en la que pareciera haber sido engullido por el bosque, lo que le da un aspecto tétrico. Las paredes están completamente invadidas por musgo y plantas trepadoras, así como los bancos que hay en el jardín.
Además, no hay carteles ni información sobre el mismo en el entorno, tan solo una imponente puerta y un muro ruinoso anuncian la llegada al lugar. No obstante, cabe destacar que otro aspecto que le confiere al conjunto un halo de misterio es que, al construirse la carretera PO-315, la parcela quedó dividida en dos.
El pazo es de estilo medieval, a pesar de que fue mandado a construir por los Condes de Canalejas en los años 60 del siglo XX. Estaba destinado a ser un lugar para el descanso y la caza al que acudía la familia y amigos de estos. No obstante, actualmente, pertenece al concello de Cangas.
Para llegar hasta allí podemos guiarnos por la orilla del río Orxas, desde donde se divisa el puente medieval que da acceso al Bosque Encantado. Atravesando un antiguo lavadero y siguiendo el curso del río llegaremos hasta la puerta de la finca.
El castillo llegó a tener en su día un puente levadizo y conserva su fosa. También se puede apreciar lo que en su día fue un campo de croquet y se ha mantenido en pie hasta nuestros días un torreón y algunas de las dependencias que no terminaron de construirse. No obstante, hay que tener en cuenta que su estado no es el mejor y hay que visitar las inmediaciones con cuidado y precaución.
Siguiendo el sendero se llega también a un acueducto que abastecía de agua al pazo. Su origen es romano y se cree que era el rincón favorito de la condesa de Canalejas, que lo bautizó como el Arco de la Condesa. Originalmente tenía dos pero solo se conserva uno de los arcos y es, además, uno de los spots más instagrameables del lugar.
Casa Xestadelo
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