Cuando pensamos en una escapada a Asturias, nuestros planes siempre se van directos a destinos tan populares como Cudillero. Sin embargo, hay otros pueblos asturianos encantadores y mucho más desconocidos e infravalorados, donde aún puedes disfrutar de la tradición y la desconexión propias de un pueblito pesquero del norte.
Luarca sigue siendo un secreto muy bien guardado y no ha sido víctima del turismo de masas que asola al resto de Asturias. Este pueblo marinero mantiene su puerto encantador, lleno de barquitas de pescadores destartaladas que traquetean al ritmo del oleaje. En torno a este enclave se han construido casas encaladas de color blanco que contrastan de forma preciosa con el azul del mar.
Estas casonas están ubicadas, al igual que en otros pueblos de Asturias, de forma escalonada, cayendo en cascada hacia el mar por la ladera de la colina. Por eso, entre casa y casa se asoma todavía el espeso verdor del norte, frondoso y auténtico. El casco antiguo está en la zona más cercana al puerto y es de postal, con calles empedradas y algunas paradas obligatorias.
Barrio de La Pescadería
Entre ellas está el barrio de La Pescadería, una zona marinera que se ha detenido en el tiempo y que está totalmente rodeada por mar, así que se accede a través del Puente del Beso. También está la capilla de Nuestra Señora la Blanca o La Atalaya, ubicada al lado del faro sobre un acantilado y con las mejores vistas al Cantábrico que puedas imaginar. Allí los anocheceres no se superan.
Capilla de Nuestra Señora la Blanca o La Atalaya
Otros rincones mágicos son los Jardines de la Fonte Baxa y sus senderos naturales para perderse y respirar aire puro, la casa natal y tumba de Severo Ochoa, dedicado al Premio Nobel que nació en Luarca. Además, los restaurantes siguen sirviendo comida tradicional, el ambiente local sin prisas sigue siendo la tónica habitual y la hospitalidad y cercanía siguen vivas. Luarca es para pasearla.
Fotos | Turismo Asturias, Qué ver en Asturias, Turismo Luarca Valdés.
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