A poco más de 100 km de Madrid (es decir, 72 minutos de viaje) se encuentra Rascafría, un lugar con muchos puntos de interés en lo que a patrimonio histórico respecta (como la Iglesia Parroquial de San Andrés Apóstol o el Antiguo Molino de papel de los Batanes), también hay un gran patrimonio natural. Y es que aquí confluyen numerosos senderos y rutas para los amantes de dar largas caminatas.
Ubicado en el valle del Lozoya, en plena Sierra Norte de Madrid, Rascafría es el corazón del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, el lugar ideal para amantes de la naturaleza y el senderismo. Se trata de una pequeña villa serrana atravesada por un arroyo de montaña, el Artiñuelo. A los pies del macizo de Peñalara, el pico más alto de Madrid (perfecto para hacer una ruta).
Además, cuenta con un paraje idílico y con encanto en cualquier época del año conocido como el bosque finlandés. Y es que, en los años 80, Rascafría se hermanó con Helsinki. Este acontecimiento dio lugar a la creación de un paraje artificial, muy lejano a lo autóctono donde predominan abetos, tejos, chopos, abedules, acebos y otras especies propias de los bosques escandinavos.
Un lago, el embarcadero y una caseta de madera, que solía ser una sauna, terminan de otorgarle un toque muy nórdico al conjunto. En definitiva, una ruta con aspecto de cuento, ideal para hacer con niños.
Fundada en la Edad Media por pobladores segovianos se mantuvo vinculada a Segovia hasta 1833, la ganadería y la extracción y elaboración de madera de sus importantes bosques han sido su principal fuente de riqueza a lo largo de su historia.
El monasterio de Santa María de El Paular es otro de sus principales atractivos, declarado Bien de Interés Cultural. Su origen se remonta a 1390, cuando la Casa Real de los Trastámara funda la primera Cartuja de Castilla. En él confluyen distintos estilos: gótico con reminiscencias mudéjares, renacimiento y barroco.
Tampoco te puedes perder el Ayuntamiento, de estilo neomudéjar, que fue construido a principios del siglo pasado y rehabilitado en 1984. Además, está situado en la Plaza de la Villa y muy cerca de aquí podemos encontrar la monumental Parroquia de San Andrés Apóstol.
Este edificio del siglo XV conserva algunas bóvedas góticas y artesonado del siglo XVI en su nave central. Durante la guerra civil, su chapitel fue alcanzado por un obús y las campanas también desaparecieron durante la contienda.Aunqe, quizás, el dato más curioso es que las nuevas campanas se construyeron con el metal de dos aviones que se estrellaron a mediados del siglo XX.
Foto de portada | @rascafria.org
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