Viajar es un placer y yo lo disfruto siempre en cualquiera de los casos, implique traslado en avión, bus, tren o coche y esté a la distancia que esté de casa. Tras la pandemia, debido a las restricciones, el turismo nacional se incrementó y mis amigas y yo decidimos también hacer lo propio descubriendo que no hace falta irse a la Cochinchina para disfrutar. De hecho, nosotras nos desplazamos 60 kilómetros desde casa para ir al pueblo de Sevilla que siempre recomendaré visitar a todo el mundo: Carmona.
Carmona, un lugar que rezuma historia
Hablar de Carmona es hacerlo de uno de los pueblos con mayor impronta histórica de Sevilla. Tal y como aclaran en la web de Turismo de Sevilla, lo más probable es que fuera el pueblo fenicio quien la fundase, pero los romanos y musulmanes también tuvieron mucho que ver en su desarrollo.
A lo largo de los años han aparecido restos del Paleolítico, Neolítico y Eneolítico, destacando algunos vasos que se encuentran en el yacimiento de El Acebuchal. Por otra parte, los cartaginenses también dejaron huella y la mejor prueba son los restos de su muralla. Del pueblo romano se conserva incluso una necrópolis a las afueras de Carmona.
También se han encontrado vestigios visigodos y por supuesto, las notables obras de los musulmanes con su alcázares y mezquitas. Más tarde llegaría Fernando III con intención de conquistar para los cristianos la ciudad, lo que más tarde desembocó en la adaptación, mejor y construcción de nuevos edificios.
Un paseo por un pueblo memorable
Andar por las calles de Carmona es querer quedarse en ellas. Las fachadas blancas encaladas se van alternando y con diferentes monumentos que ponen de manifiesto parte de las raíces de este rincón de la campiña sevillana.
El Alcazar de la Puera de Sevilla. Se encuentra en la conocida como Plaza de Blas Infante y era la construcción defensiva por excelencia.
El Alcázar del rey don Pedro. Al oeste de la zona amurallada, se ubica en el punto más alto de la localidad. Pedro I, que le da nombre, lo mandó a restaurar en el siglo XIII y lo convirtió en su ojito derecho, ¡uno de sus palacios favoritos!
Según la página web oficial de Turismo de la Junta de Andalucía, el terremoto de Lisboa de 1755 afectó bastante a la construcción, lo que desembocó en una ruina progresiva desde entonces hasta la actualidad.
Hoy en día rodea al Parador Nacional de Carmona, donde aunque no te alojes puedes tomar un café y una rica merienda con vistas. Créeme, merece la pena la visita. Recuerdo que la tartaleta de limón estaba buenísima.
Iglesia Prioral de Santa María. El templo se encuentra sobre una antigua mezquita y es de estilo tardogótico andaluz. Data de los siglox XV y XVI, pero las obras se terminaron en el siglo XIX, cuando se finalizaron las obras de la torre.
La construcción se realizó en dos fases durante los siglos XV y XVI. En la primera se realizó hasta el coro y, en la segunda, desempeñó un papel importante Diego de Riaño, el arquitecto encargado de diseñar el ayuntamiento de Sevilla. Entre sus muros destaca un importante tesoro artístico comandado por la Custodia procesional.
El Imperio Romano en Carmona. Como decía, el paso del pueblo romano por este pueblo aún se nota y las claves se encuentran en su necrópolis y en el anfiteatro. Este último se encuentra cerrado al público, pero se puede visitar desde el exterior y si te apasiona todo lo relacionado con esta época histórica, recuerda que en Sevilla también se encuentra la primera ciudad del imperio en España.
Comer es un placer
Y en la Casa de Curro Montoya se hace muy bien. Nosotras paramos a reponer fuerzas en este lugar y saboreamos con gusto todos y cada uno de los platos, siempre a compartir, como buenas andaluzas para poder probar lo máximo posible de lo que ofrece su carta.
Fotos | Francisco Jesús Ibáñez vía Wikipedia, página web de Turismo de Sevilla y página web de Turismo de la Junta de Andalucía
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