Un pueblo con encanto de los que merece la pena visitar, al menos, una vez en la vida. Perfecto para huir del ruido urbano
Portugal es un país pequeño pero matón, con una variedad de paisajes y destinos con encanto que van mucho más allá de las típicas Lisboa y Oporto. Aunque lo primero que se nos venga a la cabeza sean su calles antiguas y cuestas empinadas, no podremos decir que conocemos bien el país vecino hasta que, por ejemplo, nos adentremos en los palacios pintorescos de Sintra o pongamos los pies en Madeira, que bien podría ser Hawái. Aunque, si te llama más lo rural el pueblo que no te puedes perder es Sistelo, en el municipio de Arcos de Valdevez.
Conocido como el "Tibet" portugués, esta pequeña villa se encuentra en pleno Parque Nacional da Peneda-Gerês, a solo 30 kilómetros de distancia de la frontera con Galicia. Así que, desde algunos pueblos gallegos, el trayecto en coche se hace en apenas 30 ó 45 minutos.
Tal mote se lo ha ganado este pequeño pueblo por un impresionante paisaje que está oficialmente reconocido como Monumento Nacional, patrimonio cultural y natural. Y es que se compone de unas impresionantes terrazas naturales que se escalonan por el pueblo y recuerdan a las postales de ensueño que nos deja la famosa región asiática, la más alta de la Tierra.
Para poder contemplar dicha majestuosidad en todo su esplendor lo más recomendable es subir hasta el mirador Chã da Armada, desde donde so obtiene la mejor panorámica y se toman las mejores fotos.
Además, como te puedes imaginar, el lugar es un auténtico paraíso para los amantes del senderismo. De hecho, en la zona se encuentran dos rutas muy famosas: las Pasarelas de Sistelo y el sendero Trilho das Brandas de Sistelo. El primero recorre el puente medieval de Vilela hasta el pueblo junto al río Vez. El segundo es, simplemente, una de las rutas más bonitas de todo Portugal.
No obstante, la naturaleza no es el único atractivo que ofrece este "pequeño Tíbet". Uno de sus monumentos más importantes es el castillo que, en realidad, es un pazo de finales del siglo XIX en el que residió el vizconde de Sistelo custodiado por dos torres almenadas. El Castelo do Sistelo acoge, en la actualidad, el Centro de Interpretación del Paisaje Cultural, donde los turistas se pueden informar de todo lo que el pueblo les ofrece.
También es interesante pasear por sus calles empedradas y alejadas del bullicio de la ciudad, cruzar el puente romano, hacerle una visita a su iglesia medieval y la ermita de Nossa Senhora dos Aflitos. Aunque, si el arte religioso no te llama la atención, los antiguos lavaderos, fuentes públicas, el antiguo molino y los peculiares graneros (llamados hórreos) tan característicos de esta zona del país son dignos de ver.
Como colofón y, por si todo esto no fuera ya suficiente, en el río Sistelo hay una pequeña playa fluvial en la que vas a poder darte un baño si visitas el pueblo en verano. Si es que lo tiene todo.
Foto de portada | iStock
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