No importa qué época del año sea, Galicia siempre es una buena idea. Especialmente este tesoro de las Rías Baixas que han apodado como el Caribe Gallego. Aún no está reventado de turistas y guarda unas playas de postal, un casco antiguo cargado de historia y encanto y una experiencia de relax y de desconexión asegurada.
Se llama Cangas de Morrazo, un pueblito cerca de Vigo con un entorno privilegiado. Su casco histórico es una maravilla para perderse entre callejuelas empedradas, casitas bajas, plazas coquetas y bares donde disfrutar de la mejor gastronomía gallega.
Algunos de sus imprescindibles son la Casa da Cultura, la antigua colegiata del siglo XVI con estilo renacentista y su Reloj de Guitián, uno de los puntos más famosos de la localidad. Pero lo mejor está en sus alrededores, pegado a la ría de Vigo donde ésta desemboca en el Atlántico.
Si lo tuyo es la naturaleza y los paisajes que te dejan sin aliento, en Cangas de Morrazo vienen servidos en bandeja. Con su situación privilegiada entre el Atlántico y la ría de Vigo, este rincón gallego presume de una vista panorámica brutal.
Sus arenales a orillas del mar son de los más envidiados y extensos de toda la Costa da Vela. Hablamos de kilómetros de arena fina que te hacen sentir como si estuvieras en una isla tropical. Entre las numerosas playas sin masificar, las más míticas son las de Liméns y la de Nerga, preparada con todo tipo de servicios, rodeadas de bosques y vegetación e ideales para ir en familia.
Con semejantes playas, no es casualidad que a Cangas de Morrazo lo llamen el Caribe Gallego. Aquí reina la paz, el agua turquesa y los paisajes típicos gallegos que son un festín para los ojos. Eso sí, en su versión más auténtica, sin masificar ni turistificarse en extremo.
Fotos | Concello de Cangas.
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