Siempre es buen momento para visitar París. Para enamorarse en París. Para dejar que nos demuestre que sigue siendo la ciudad del amor. Todos conocemos (aunque solo sea por la literatura y el cine) la Torre Eiffel, la catedral de Notre Dame o la pirámide del Louvre, pero hoy queremos acercarnos a esos rincones algo más desconocidos pero perfectos para volver a creer en el amor una y otra vez.
Moulin de la Galette
En Montmartre hay algo más que la Basílica del Sacré-Cœur o la Place du Tertre. El Moulin de la Galette es, como su nombre indica, un molino, ubicado en la colina más famosa de París. Cuando perdió su función original, se convirtió en una sala de fiestas, frecuentada por Renoir (que lo inmortalizó en su inolvidable cuadro Bal du moulin de la Galette), Toulouse-Lautrec, Van Gogh o Picasso. Con algo de historia macabra a sus espaldas, y actualmente cerrado al público, tiene un halo romántico que solo se comprende si se pasea bajo la sombra de sus aspas al anochecer.
Plaza del Hôtel de Ville
La plaza del Ayuntamiento de París podría ser romántica por un montón de razones, pero ninguna es tan célebre como haberse convertido en el escenario del beso más famoso de la historia: el inmortalizado por Robert Doisneau en su mítica fotografía. Mencionada en Nuestra Señora de París, de Víctor Hugo, y escenario de los primeros ajusticiamientos por guillotina durante la Revolución Francesa, hoy es uno de los centros de diversión favoritos de parisinos y visitantes.
Jardines del museo Rodin
Y, hablando de besos, llegamos a Rodin, claro. El museo Rodin se encuentra en pleno centro de París, cerca del Puente de Alejandro y Les Invalides. El interior merece una visita, pero los jardines de esta mansión particular reconvertida en centro de arte son el verdadero remanso de paz y romanticismo. Entre algunas de sus más famosas esculturas, y con unas vistas privilegiadas de la torre Eiffel y la cúpula de Les Invalides, se nos ocurren pocos lugares mejores donde pasar unas horas en París.
Isla de los Cisnes
La Île aux Cygnes («isla de los cisnes») es menos famosa que la Île de la Cité o la Île Saint-Louis, con las que comparte espacio en el Sena, pero guarda una de las vistas de París más reconocibles para los visitantes: la silueta de la estatua de la Libertad, gemela a la neoyorquina. Tres puentes unen esta isla con ambas riberas de la ciudad. Su particular configuración (tiene 850 metros de largo por solo 11 de ancho en el punto más ancho) y el paseo arbolado que la recorre le dan un halo romántico en el que no, no encontraremos cisnes. Existieron en su día, por mandato real, pero no han llegado a nuestra época.
Tumba de Chopin en el cementerio de Père Lachaise
Un cementerio puede no parecer el lugar ideal para vivir el romanticismo, pero... París es diferente. Y el cementerio de Père Lachaise, el más célebre de la capital, es lugar de peregrinación indispensable. Pocos lugares en el mundo homenajean a tantas figuras del mundo del arte: poetas, pintores y músicos... como Frédéric Chopin. Chopin murió en París, de tuberculosis, la muerte romántica por excelencia del siglo XIX, y su deseo fue ser recordado para siempre en este lugar. Su melancolía se percibe en la tumba de mármol, siempre llena de flores y en el perfil de la escultura de la musa griega de la música, Euterpe, que la decora.
Fuente Médici en el Jardín de Luxemburgo
Situados en pleno Barrio Latino, los jardines de Luxemburgo son, probablemente, el área verde favorita de los parisinos. En un lateral del palacio que los preside, encontramos la fuente Médici, construida en 1630 por María de Médici, regente de Luis XIII. Un estanque alargado, rematado por una fuente de varios metros de altura y motivos mitológicos, permanentemente tomada por el verdín y ennegrecida por el paso del tiempo, que le confieren ese aire decadente que solo París puede convertir en romántico.
Place des Vosges
La place des Vosges es la plaza más antigua de París, ubicada en el Marais, quizá el barrio más vivo de la ciudad, a lo largo de las diferentes etapas de su historia. Es una plaza enorme pero tranquila, rodeada por 36 pabellones simétricos de ladrillo rojo en cuyos bajos se encuentran algunos de los cafés con más encanto de la ciudad y galerías de arte vanguardista. Su centro lo preside un bosque de tilos, decorado por fuentes y estatuas. Víctor Hugo fue su más célebre residente.
Pont des Arts
Nos vamos ya al París más visitado y nos detenemos en el Puente de las Artes, la pasarela peatonal que une el Institute de France con el Museo del Louvre. Ha sido considerado desde siempre el puente más romántico de París, por sus vistas de Notre-Dame y por haber aparecido en diferentes representaciones artísticas, como en Rayuela, de Cortázar, por ejemplo.
Pero fue precisamente el romanticismo el que estuvo a punto de acabar con él. La costumbre de fijar candados a sus barandas como símbolo del amor (popularizada por la novela de Federico Moccia Tengo ganas de ti) puso en peligro la estabilidad del puente, ya que llegaron a existir más de 700.000, con el peso que ello conlleva. En 2015, el Ayuntamiento de la ciudad decidió retirarlos y salvar, así, el puente favorito de los parisinos.
La Île Saint-Louis
Y a no mucha distancia del Pont des Arts llegaremos a la isla de Saint Louis, el remanso de paz por excelencia de París. Aunque cada vez es más popular entre los turistas, en sus calles se sigue respirando una paz y un silencio que hacen que parezca increíble que algunos de los lugares más visitados de la ciudad estén a pocos pasos. Un helado de Berthillon, sentados sobre los muros desde los que se divisa el Sena, con Notre-Dame en primer plano y la torre Eiffel al fondo, es el plan ideal para terminar un día romántico en París.
Imágenes | Pixabay, Ollo, Edwin Lee, Stephen Carlile, BikerNormand, Andre Alliot, Joe deSousa, Guillaume Baviere, Dennis Jarvis.
En Trendencias | Nos enamoraremos de París (de nuevo) viendo sus calles llenas de besos y luz
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