Nunca antes había escuchando su nombre pero resulta que es uno de los pueblos medievales más bonitos de España

En otoño parece que apetecen, más que en ninguna otra época del año, las escapadas de interior. Además, en España tenemos tantos pueblecitos que, además de encantadores, son desconocidos que sería un error dejar que se termine el año sin haber hecho ninguna... Y si necesitáis un poquito de inspiración para animaros a reservar una fecha en el calendario os proponemos un destino que es una joya.

Puede que nunca antes hayas oído hablar de él, pero este pequeño municipio de Orense está considerado uno de los más bonitos del país. Se trata de Castro Caldelas, una antigua villa medieval que todavía conserva todo el esplendor que tuvo durante la Edad Media.

Situado en una colina que domina la ribera del río Edo, puede presumir de tener un casco antiguo declarado conjunto histórico artístico, en el que se pueden admirar hermosas galerías blancas e interesantes construcciones de pasado medieval.

Conocida como Cima de Vila, la zona antigua la componen principalmente las calles que suben al Castillo de los Condes de Lemos: la calle del Sol y calle Grande. Vías serpenteantes y empedradas que siguen el trazado medieval. A los lados, se suceden las casas de piedra con sus galerías y escudos. Además, en una de estas casas, vivió el escritor y político gallego Vicente Risco. Actualmente se ha reconvertido en posada.

No obstante, el monumento más emblemático de la localidad es el Castillo de los Condes de Lemos. Para empezar, está situado a una altura al pie de la antigua vía romana y, desde allí, se puede contemplar la villa desde las alturas y enmarcada en un impresionante horizonte.

Perteneció a los Condes de Lemos para defender sus dominios, aunque parece que ocupa el lugar de una construcción anterior. El castillo actual fue construido en el siglo XIV como fortaleza de carácter militar. Sin embargo, a mediados del siglo XV fue destruido parcialmente durante la Revuelta Irmandiña y reconstruido posteriormente.

Conserva una doble muralla y la exterior tiene adosadas tres torres, mientras que la muralla interior está rematada con almenas. Desde 1991 es propiedad del ayuntamiento y es sede de la oficina de turismo, la biblioteca municipal, un salón de actos y el museo etnográfico.

Durante la fiesta de los Fachós, que tiene lugar durante la noche del 19 de enero en honor a San Sebastián, los habitantes realizan una pequeña procesión alrededor del castillo portando largas antorchas hechas de paja. Además, también se lleva una imagen del santo hecha de paja y una gigante antorcha de hasta 30 metros.

En lo que respecta a su gastronomía, nadie puede irse sin probar la ternera de raza Caldelá y el jamón curado de la comarca, hecho con cerdos cebados con castañas. Y, de postre o a la hora del desayuno, su bica.

Foto de portada | Gabriel Conde Arias-Camison

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