Olvídate de Frigiliana: el pueblo blanco más bonito y auténtico de Málaga es esta villa andalusí que no puedo parar de visitar
Todos los turistas se obsesionan con Frigiliana, pero yo prefiero este pueblo blanco en lo alto de la montaña de Málaga con flores de colores y arcos mozárabes
He recorrido toda Andalucía y este pueblo blanco de Málaga me pareció mucho más auténtico y espectacular que Frigiliana
Es el mejor pueblo blanco de toda Málaga, pero curiosamente nadie lo conoce y queda eclipsado por Frigiliana
Todos los turistas se agolpan en Frigiliana para intentar disfrutar de la desconexión y belleza de los pueblos blancos, si la masificación se lo permite. Mientras tanto, yo prefiero poner rumbo a mi villa malagueña de referencia, un pueblito blanco escondido en lo alto de la montaña que casi nadie conoce y aún mantiene su encanto intacto.
Se llama Comares y, para mí, es el pueblo blanco más bello de toda Málaga y son palabras mayores. Se encuentra en lo más alto de la comarca de La Axarquía, con 740 metros sobre el nivel del mar que le otorgan las vistas al litoral malagueño más espectaculares que he conocido. No en vano, lo llaman el Balcón de La Axarquía.
Esta villa andalusí del siglo X tiene una herencia árabe que se palpa en cada rincón. Visitar Comares es perderse entre fachadas blancas, callejuelas, almendros y buganvillas de todos los colores, que dejan una postal veraniega sin sobreturismo con la que Frigiliana ya no puede competir.
Qué ver en Comares, Málaga
A Comares vuelvo siempre que puedo, porque es el mayor chute de desconexión que puedo pegarme cuando viajo al sur. Dos noches en este pueblo blanco me hacen sentir renovada, con paseos sin ir a ningún sitio, exquisito ajoblanco y camperos en la plaza del pueblo y un millón de fotos en el móvil, porque cualquier rincón es digno de Instagram.
Todas las calles de Comares merecen ser descubiertas. Pero si tengo que recomendar lugares de interés, yo siempre comienzo con la Puerta de Málaga. Es la entrada o acceso principial al pueblo, de puro estilo mudejar y conservada como si la hubieran construido ayer, con su escudo de armas intacto.
Dando un paseo muy agradable entre casitas blancas con ventanales azules se llega a la Plaza Balcón de la Axarquía, una plazuela techada para dar sombra con unas vistas inigualables de la sierra malagueña que llegan hasta el mar. Un atardecer allí es insuperable.
Otro punto clave es el Castillo Baluarte La Tahona, los restos de una fortificación árabe junto al cementerio que dejan constancia de la importancia defensiva del pueblo. Quedan las dos torres, pero merece la pena subir y visitar el cementerio. Suena creepy, pero las vistas del valle del río Vélez desde ahí son tan bonitas que compensa.
Puedes terminar tu visita en la iglesia de la Encarnación, del siglo XVI y con mucha influencia mudéjar. Es preciosa, original y muy diferente, con su torre campanario presidiendo el pueblo. Sin embargo, yo te recomendaría seguir paseando por Comares hasta la caída del sol, cuando todo el pueblo se vuelve rosa por el reflejo del anochecer en las fachadas impolutas. Pasarás bajo decenas de arcos mozárabes y hasta conocerás al Fiestero, una estatua tradicional malagueña.
Fotos | Andalucía Simple, Wikipedia Commons, Ayuntamiento de Comares, Diputación de Málaga.
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