Aguas cristalinas, playas de arena blanca, rocas de granito entre el salvaje matorral mediterráneo...
Aguas cristalinas, playas de arena blanca, rocas de granito entre el salvaje matorral mediterráneo... Cerdeña es la isla mediterránea de la que nunca nos acordamos cuando nos apetece una escapada de playa y naturaleza. Sin embargo, para evitar la masificación de las Baleares o las islas griegas, así como los precios inflados de destinos más populares, esta isla (apodada como la Ibiza italiana) es la mejor opción.
Cerdeña es la isla de los mil contrastes. La isla es grande (la segunda más grande de Europa, después de Sicilia) y esconde muchos puntos de interés, cada uno con su belleza y carácter propios. De este modo, no solo destaca por sus playas paradisiacas y costa escarpada, o por sus territorios (en gran medida) deshabitados y vírgenes, también seduce con su singular patrimonio arqueológico y la hospitalidad de sus habitantes.
El sur de Cerdeña está salpicado de bahías con piscinas naturales cuyas aguas recuerdan al Caribe, mientras que los paisajes tienen alma africana. Por ejemplo, Sant’Elena es una de las playas urbanas más largas del Mediterráneo, con doce kilómetros de arena muy fina y enmarcada por el golfo de los Angeli. Mientras que en el pueblo de Pula es posible visitar las ruinas fenicio-púnicas y romanas en la playa de Nora. Las opciones son prácticamente infinitas.
Cerdeña tiene una historia milenaria. De hecho, los ejemplos de la prehistoria en la isla son innumerables: menhires, dólmenes, domus de Janas, pozos sagrados, tumbas de gigantes... también, grandes piedras que esconden secretos desde hace cuatro mil años. Construcciones, a menudo intactas, de las primeras civilizaciones que existieron en Europa. Como, por ejemplo, las Perdas Fittas, conocido como el Stonehenge del Mediterráneo.
No obstante, la capital es Cagliari, que tiene todo el encanto de una ciudad mediterránea. Es la más importante y poblada de la isla con 150.000 habitantes que llegan a 430.000 con el área metropolitana. Además, es la principal puerta de acceso a la isla y un importante puerto para cruceros.
Aunque, puede que lo más valorado de todo de esta isla es que permite disfrutas de un hermoso sol durante gran parte del año. Las temperaturas oscilan entre los 20 y 30 grados de mayo a septiembre. Sin embargo, la temporada baja también es ideal para disfrutar de sus maravillas sin gastar mucho dinero y sin sufrir la gran afluencia de veraneantes del verano.
Foto de portada | Pxhere
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