Si siempre te ha fascinado Stonehenge, el impresionante monumento megalítico de finales del neolítico, te va a encantar descubrir que no hace falta que vueles hasta Inglaterra para experimentar lo que es ver algo así de espectacular en persona. Y es que, poca gente lo sabe, pero en España tenemos uno de los mejores exponentes del megalitismo europeo. Más concretamente, en Andalucía, con los Dólmenes de Antequera.
Aunque sea mucho más conocido Stonehenge, el Conjunto Arqueológico Dólmenes de Antequera, en Málaga, también es Patrimonio Mundial de la Unesco. Lo conforman los Dólmenes de Menga; viera y El Romeral, que están abiertos al público y se pueden visitar.
En su interior, el dolmen de mayor tamaño conservado en Europa es el de Menga. Este también presenta en el fondo de la cámara un pozo estrecho y profundo, aún no estudiado y del que no hay referencias conocidas en otros monumentos de la época. Además, los tres se encuentran intactos, algo infrecuente en la península ibérica.
Los megalitos son las primeras formas de arquitectura monumental de la Prehistoria europea. Se empezaron a construir hace unos 6.500 años y se caracterizan por el uso de grandes bloques de piedra. Estos se disponían para formar cámaras y espacios techados que luego eran utilizados con fines rituales y funerarios.
Entre las primeras comunidades de agricultores y pastores de Europa occidental, este tipo de arquitectura sirvió para fijar ideológicamente la presencia y arraigo de la sociedad en la tierra. En su función como cámaras mortuorias, algunos megalitos se convirtieron en auténticos depósitos de identidad cultural y genealógica.
No obstante, como templos y espacios rituales, también sirvieron para la realización de ceremonias, a menudo relacionadas con la fertilidad de la naturaleza y los antepasados. En el entorno de esta necrópolis malagueña, se han descubierto varios asentamientos de los periodos Neolítico y de la Edad del Cobre.
El asentamiento más próximo a la necrópolis megalítica es el cerro de Marimacho, una pequeña colina situada apenas a 200 metros al este de Menga y Viera. Aquí, a finales de la Edad del Cobre existió un asentamiento del que se han encontrado restos de fosas excavadas en el subsuelo.
No obstante, los expertos consideran bastante improbable que ninguna de estas comunidades neolíticas y de la Edad del Cobre, que estuvieron integradas por no más de unas pocas decenas de individuos, construyeran los enormes monumentos megalíticos. Se trata de una tarea que debió de necesitar una estrecha cooperación entre numerosas comunidades que compartían códigos religiosos en común, además de una noción de pertenencia tribal.
Foto de portada | Diputación de Málaga
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