Parece Suiza pero es España: prados verdes, montañas de más de 3.000 metros de altitud, saltos de agua y lagos de origen glacial

Aunque cuando pensamos en espectaculares paisajes de montaña y prados verdes lo primero que se nos viene a la cabeza es Suiza, en España también podemos encontrar postales más propias de Centroeuropa. En concreto, hay un rincón en los Pirineos catalanes por el que parece que en cualquier momento va a aparecer corriendo Heidi.

Hablamos de la Val d’Aran, un territorio de alta montaña que constituye el único valle atlántico de los Pirineos catalanes. Se trata de un emplazamiento excepcional, cuya situación y singularidad del relieve resultan en una variedad paisajística que permite disfrutar de la naturaleza en todas sus facetas.

Con una superficie total de 633,46 km2 cumbres de más de 3.000 metros de altitud, lagos de origen glacial y saltos de agua, es también un paraje ideal para la práctica de deportes de aventura y de esquí. De hecho, la estación de Baqueira Beret está considerada como la mejor infraestructura invernal de toda la península Ibérica.

Además de por su naturaleza, la Val d’Aran destaca por un original patrimonio cultural que se remonta a su antiguo vínculo con Occitania. Esto, sumado al aislamiento que sufrió durante los inviernos a lo largo de muchos siglos, hacen que tenga su lengua propia: el aranés, reconocida como oficial en toda Cataluña. Además de unas tradiciones arraigadas que son influencia directa de lo que ahora el Sur de Francia.

Mientras que el territorio se caracteriza por la arquitectura románica, en los bosques del Valle de Arán se esconden los nacimientos de los ríos Garona y Noguera Pallaresa y varios senderos señalizados para todos los niveles que se pueden recorrer a pie o en bicicleta.

Además, en el Valle de Arán se pueden visitar muchos pueblos con encanto como Bossost, Salardú o Bausén... So perfectos para olvidarse del móvil y desconectar unos días. Sobre todo, en verano, huyendo del calor porque todos son pueblos fresquitos para perderse en las olas de calor. En especial, Griegos o Bulnes. Si vives en Barcelona puedes llegar en apenas cuatro horas de coche, mientras que desde Zaragoza hay un viaje un poco más corto.

Foto de portada | LBM1948

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