El pueblo más frío de España es también una de las villas medievales más bonitas y con más historia

Al nordeste de la provincia de Guadalajara se encuentra (y no en Galicia o Asturias, como se puede llegar a pensar si se juega a intentar adivinar) el que está considerado como el lugar habitado más frío de España. Se trata de Molina de Aragón, con mínimas de 3 grados y medio bajo cero a lo largo de los meses de invierno, además de nevadas y heladas que suelen cubrir de blanco su conjunto histórico. Perfecta para los que se han pasado el verano soltando sapos y culebras contra el calor y esperando la vuelta del vaho por las mañanas.

Capital del antiguo Señorío de Molina, uno de los más importantes de la Edad Media castellana, la villa de Molina de Aragón todavía conserva su trazado urbano y barrios medievales encerrados por unas imponentes murallas. De hecho, no solo puede presumir de bajas temperaturas porque su casco histórico está declarado Bien de Interés Cultural.

Molina de Aragón es uno de los puntos clave del Camino del Cid y de los que vale la pena detenerse y pasar el día. Es también el acceso al Parque Natural del Alto Tajo y desde este pueblo se inician de numerosas rutas paisajísticas.

En lo que respecta a su historia, fue plaza fuerte fronteriza a lo largo de la Baja Edad Media y de aquella época posee un castillo (siglos XII-XIII) con doble recinto. El exterior está defendido por numerosas torres cuadradas, además de la Torre de Aragón, pentagonal, y las murallas que rodeaban la villa medieval.

No obstante, entre los edificios más destacables se encuentran también las iglesias de San Martín, románica (siglos XII-XIII); de Santa María la Mayor de San Gil (siglos XV-XVII); la conventual de San Francisco (siglo XVIII), construida sobre la antigua iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles, con torre renacentista (siglo XVIII) y fachada neoclásica (1816); y el convento de Santa Clara, románico-gótico (1284).

Si estás de visita, tampoco te puedes perder otros lugares de interés como son el puente románico sobre el río Gallo, los numerosos palacios señoriales de los siglos XVI-XVIII o los barrios Judío y de la Morería. Molina de Aragón será pequeño pero, desde luego, matón.

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