En la Comunidad de Madrid hay muchos pueblos bonitos, de esos a los que a menudo apetece escaparse para desconectar del bullicio y reconectar con la naturaleza. Por ejemplo, tenemos Brihuega, que no tiene nada que envidiarle a la Provenza francesa o Rascafría, que esconde un bosque nórdico... Sin embargo, solo uno tiene el encanto de ser el más pequeño (o menos poblado) de toda la Comunidad. Y es que, igual que sucede con los perfumes, a veces los mejores vienen en frasco pequeño. En este caso se trata de Madarcos, ubicado en la sierra norte de Madrid, y donde solo viven 49 personas.
En las estribaciones de Somosierra, a 87 km de la capital, se encuentra este pequeño municipio que, además de por su tamaño, destaca por su arquitectura tradicional. Y es que su núcleo urbano no ha sufrido cambios importantes a lo largo de la historia y aún conserva distintos elementos de su actividad tradicional, fundamentalmente ganadera.
Aunque no existen documentos que especifiquen el momento exacto de la fundación de Madarcos, es muy probable que se originara con el asentamiento de pastores después de la reconquista, en la época medieval. Tal y como pasó con los pueblos de su alrededor.
En este lugar, la edificación tradicional es de una sola planta, con cubierta a dos aguas y muros de mampostería realizados con roca de granito y esquisto. Además, entre los edificios quedan huertas y corrales cerrados de piedra. Todo ello, en conjunto, lo convierte en un pueblo con mucho encanto.
Además, entre su patrimonio destaca la Iglesia parroquial de Santa Ana, que fue construida en el siglo XVII y es singular por su campanario de tipo espadaña (es decir, formado por una sola pared en la que están abiertos los huecos para colocar las campanas). También encontramos el Potro de Herrar, el Reloj de Sol, y el conjunto arquitectónico del Ayuntamiento (que, junto con el Consultorio, han recibido un premio de calidad de la CAM).
En lo que respecta a festividades y días especiales, hay que hablar de “Madarcos Ayer y Hoy” (que tiene lugar el 4 de octubre). Se trata de una fiesta de recuperación de actividades tradicionales en la que se elaboran rosquillas y pestiños y se expone utillaje tradicional, transportándonos en el tiempo al pasado.
Por otro lado, Madarcos ha sido incluido en la Reserva de la Biosfera Sierra del Rincón, conocido como el paraíso del norte de la Comunidad de Madrid. Y es que las denominadas reservas de biosfera, son zonas que se crean para promover y demostrar una relación equilibrada entre los seres humanos y la biosfera.
Conformado por seis pueblos, un total de 16.091 hectáreas de superficie y más de 2.400 organismos de flora, esta reserva está formada por un territorio montañoso situado entre los macizos de Ayllón y Somosierra. Un auténtico pulmón verde.
Además, existen varias rutas de senderismo, diseñadas por el Ayuntamiento, que parten del núcleo urbano. Una de ellas es la del Herrero, con su variante Manoliche (que es más corta), de casi 7 km y realizable en aproximadamente 2 horas. Según los locales, corresponde al trayecto que efectuaba el herrero residente en Horcajuelo, el cual se desplazaba hasta la herrería ubicada en el actual Bar La Fragua. Desde luego, se trata, lo mires por donde lo mires, de una escapada de lo más retro.
Fotos | Ayuntamiento de Madarcos
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