Aunque es una ciudad de leyenda gracias a la célebre historia de sus amantes, Teruel es Patrimonio de la Humanidad porque conserva en su casco histórico un importante legado medieval. La torre catedralicia, así como las de San Salvador, San Martín y San Pedro son las joyas de su conjunto monumental mudéjar. Y es que son muchos los rincones que guarda llenos de encanto. Tanto para cuando brilla el sol como para cuando se impone el mal tiempo.
Visita a la Torre mudéjar de El Salvador
Se cree que la construcción de la Torre de El Salvador se concluyó en el primer cuarto del siglo XIV. Actualmente, se erige junto al templo del mismo nombre pero que pertenece ya a época barroca debido a que la fábrica medieval original se hundió en el año 1677. La primera función que tuvo fue la de campanario así que ha estado vinculada funcionalmente a la vida cotidiana. Además, también tuvo, de modo esporádico, la de atalaya o punto de observación de los alrededores de la ciudad en caso de peligro o en espera de la llegada de algún personaje o comitiva. En el exterior destaca su fachada de ladrillo, arquerías dobles y rica decoración de detalles cerámicos. En su interior podrás descubrir todos su secretos en el Centro de Interpretación del Mudéjar y la bonita leyenda que rodea a esta torre.
Mausoleo de los Amantes
Este es el mejor lugar para conocer lo sucedido con los Amantes de Teruel a lo largo de los siglos en relación con la historia de la ciudad e influencia en el mundo de las artes, así como los hechos concretos que acaecieron en 1217 entre Juan Martínez de Marcilla e Isabel de Segura. Fue en 1555 cuando se descubrieron las momias enterradas en la capilla de San Cosme y San Damián. Según el testimonio posterior del notario Yagüe de Salas, pareció un documento antiguo que recogía el suceso. Juan de Ávalos esculpió las estatuas yacentes bajo las que reposan ahora las momias. La fría serenidad de Los Amantes, cuyas manos no llegan a juntarse es símbolo de un amor que desborda los conceptos humanos.
Aljibe Medieval
En el subsuelo de la plaza del Torico se encuentran las instalaciones de unos aljibes de la época medieval, construidos más concretamente en el siglo XIV para garantizar el suministro de agua a la ciudad. Aunque este espacio fue utilizado como bunker durante la Guerra Civil española. Entre las características más destacadas de este aljibe figura su bóveda de ladrillo apuntada y los dos depósitos, que conforman una red de pasadizos visitable de 400 metros.
Foto de portada | @turismodearagon
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