Las disputas entre los habitantes de este rincón de Tarazona y los clérigos de Veruela desembocaron en el declive de la aldea
No nos extrañaría que la frase de con la Iglesia hemos topado la acuñase algún vecino de Trasmoz. En el siglo XIII este próspero pueblo aragonés se manifestaba como laico, lo que entonces era sinónimo de no pagar tributos al clero, algo que por lo que sea no sentaba demasiado bien. Sin embargo, sus leyendas de brujas comenzaron antes de su conocida enemistad con la religión.
A pesar de que económicamente Trasmoz era boyante, en su castillo se falsificaban monedas, lo que desembocó en que los taimados timadores comenzaran a extender las historietas sobre aquelarres para excusar los ruidos que hacían durante la noche para sacar ese dinero extra.
La excomunión de Trasmoz
No obstante, la cosa no se quedó ahí, sino que tomó otra envergadura cuando los aldeanos se enemistaron en el siglo XIII con el abad del Monasterio de Veruela, Andrés de Tudela, debido a que ambos explotaban los bosques de un monte cercano para obtener leña y el religioso no quería compartir aquello que la naturaleza proveía.
Ni corto ni perezoso, el clérigo tuvo a bien trasladarle al arzobispo de Tarazona, la comarca a la que pertenece la localidad, su inquietud y pedirle a este que excomulgara al pueblo al completo. Y así fue.
De igual modo, los traspiés de los habitantes de Trasmoz con la institución clerical fueron un paso más allá tres siglos después.
Una maldición con permiso papal que acabó en el declive del pueblo
Tras haber terminado de forma oficial su relación con la Iglesia, a principios del siglo XVI la tensión entre los ocupantes del monasterio y los habitantes del pueblo comenzó a incrementarse de nuevo debido al uso de otro bien natural: el agua que abastecía a ambos bandos, ya que los primeros decían que los segundos empleaban demasiada, como si ellos se fueran a quedar si nada.
Ni cortos ni perezosos los monjes, instigados por su abad, decidieron desviar el cauce natural del riachuelo para que este no llegase a la localidad, lo que provocó la ira del Señor de Trasmoz que se lanzó en contra del Monasterio de Veruela.
Por supuesto, el abad también sacó sus armas, en concreto, como bien relatan en la cuenta de TikTok del podcast Terrores Nocturnos (@terroresnocturnos.trn), decidió pedirle permiso al Papa para lanzar una maldición contra Trasmoz. En mitad de la noche cubrió el crucifijo del altar con un velo negro, como relatan en El Plural, y comenzó a recitar el Salmo 108 de la Biblia a medida que iban tocando las campanas, para que todo aquel que no perteneciese a la congregación fuera consciente de lo que estaba pasando.
Todo esto aconteció en 1511 y al parecer el resultado del acto llegó unos años más tarde, en 1520, cuando el Castillo de Trasmoz quedó reducido a cenizas tras un incendio, lo que marcó el declive del pueblo.
Trasmoz en la actualidad
Hoy en día en este rincón de Tarazona hay 89 habitantes y aún se pueden visitar los restos que quedan de ese castillo que en primer lugar fue símbolo de riqueza y más tarde quedó marcado por la maldición del abad de Veruela. Actualmente acoge el Museo de la Torre, el Caballero y la Brujería.
Por supuesto, este enclave es perfecto para todos aquellos amantes del oscurantismo y de hecho en el pueblo crearon la asociación cultural "El Embrujo de Trasmoz".
Desde hace unos años celebran a mediados de octubre La Luz de las Ánimas, una jornada perfecta para conocer la localidad y recordar a esos seres queridos que ya no están con nosotros.
Fotos | @villadetrasmoz
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