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Los libros que debes leer si quieres transportarte a Londres con tu imaginación

Los libros que debes leer si quieres transportarte a Londres con tu imaginación
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Londres ha sido inspiración no sólo para la música y la moda, dos de las artes de las que es capital internacional, sino también para la literatura. Son decenas los novelistas que en algún momento de sus carreras, han vuelto la vista hacia las calles de la ciudad del Támesis para convertirlas en el escenario perfecto de las vidas de sus protagonistas. Hoy recorremos el Londres más literario de la mano de las novelas que lo han inmortalizado.

Las señoritas de escasos medios - Muriel Spark

Muriel Spark

Muriel Spark es una de las novelistas más interesantes de la década de los sesenta, y autora de la primera de nuestras novelas ambientadas en Londres. "Las señoritas de escasos medios" nos traslada al Londres de 1945, durante las difíciles estaciones de primavera y verano justo antes del final de la guerra.

Situada en Kensington, sus protagonistas residen en un club para señoritas, donde las veremos ajenas a la devastación de los bombardeos alemanes y al estado de ruina en que queda la capital británica tras la Segunda Guerra Mundial. No esperéis un gran drama, todo lo contrario. Es una novela divertida, ácida y despiadada en lo que a retrato de caracteres se refiere. De lo mejor de su autora.

El final del romance - Graham Greene

Graham Greene

Muchos conoceréis esta novela de Graham Greene por la estupenda adaptación para el cine que se hizo con Ralph Fiennes y Julianne Moore como protagonistas. "El fin del romance" nos dibuja la complejidad de una relación acabada y de otra que comienza superponiéndose a la anterior.

Una historia de celos, adulterio y misterio situada, una vez más, en el Londres inmediatamente posterior a la Segunda Guerra Mundial, todavía recomponiéndose de la barbarie. Veremos a sus personajes caminar por Leicester Square, Vigo Street y la cercana Sackville Street, intentando descifrar los motivos tras la desaparición de Sarah, la protagonista.

La señora Dalloway - Virginia Woolf

Virginia Woolf

Nunca la clase alta londinense se vio reflejada de forma más fiel y a la vez más descorazonadora que en "La señora Dalloway". La vorágine de sentimientos, ideas y pasiones que fue la mente de su creadora, Virginia Woolf, queda plasmada en el relato de un día en la vida de esta mujer, permanentemente atenta a todo lo que sucede a su alrededor.

La suya es una historia en la que el hogar, lo doméstico tiene un gran peso, pero las referencias a lugares del Londres más señorial abundan. Devonshire House, Bond Street, Bath House, Picadilly... Seguir los pasos de Clarissa nos descubre el Londres más elegante de los años 20.

Campos de Londres - Martin Amis

London Fields

Si buscáis un autor actual del que sea fundamental estar pendiente, ése es Martin Amis. Su capacidad para transformar el Londres de 1999 en una ciudad azotada por la sequía y crear un ambiente apocalíptico en el que los personajes luchan contra la atmósfera del mismo modo que se relacionan entre sí, hace de "Campos de Londres" un must para todos aquellos enamorados de la ciudad.

Golborne Road, Oxford Street, Bishopgate, Golders Green y sobre todo el distrito de Portobello son el lienzo por el que Keith y los demás personajes deambulan, en sus particulares y oscuras peripecias, en un enmarañado lazo de relaciones con un asesinato de por medio.

Casa desolada - Charles Dickens

Casa Desolada

Charles Dickens es el escritor de Londres por antonomasia. Aunque él nació en Portsmouth, la mayoría de sus obras tienen lugar entre las angostas calles del Londres de la revolución industrial y la era victoriana. "Casa desolada" es un ejemplo ideal de cómo lo hostil de la ciudad se refleja en el interior de las relaciones de sus protagonistas.

De la mano de su protagonista y narradora, Esther Summerson, recorremos algunas calles que en la actualidad todavía se conservan, aunque diferentes, como Old Street, Penton Place, Chancery Lane o Cursitor Street. Por suerte para el aventurero literario, recorrer estas calles ahora ya no significa llenarse los pies del barro pegajoso y malsano que las asfaltaba en la época de Dickens, y que casi parece un personaje más de sus obras.

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