No creo que haya nadie que no conozca la ginebra y que tampoco la haya probado alguna vez en su vida, pero estoy convencido que muchísimas de la gente que consume habitualmente esta famosa bebida no sabe de donde procede. La ginebra se crea a partir de las bayas del enebro, un árbol que puede llegar a medir más de cinco metros y que tiene un aspecto espectacular. Lo habréis visto en multitud de ocasiones pero que quizás nunca os habéis parado a pensar que de ahí se crea la ginebra.
El enebro crece por todo el norte de África y desde Europa hasta China y sus bayas se recogen en otoño para hacer la producción de ginebra. El enebro es un árbol muy apreciado por las diferentes recursos que ofrece ya que su madera es muy valorada en el mundo de la ebanistería pero sus bayas son el componente de una de las bebidas blancas más famosas del mundo. A sus bayas también se le atribuyen históricamente numerosas propiedades medicinales.
Es por esto por lo que se dice que el enebro es el alma del Gin Tonic, está claro que si no tuviésemos enebros no tendríamos sus bayas por lo que nunca hubiese existido la ginebra y por lo tanto nunca podríamos haber tomado un buen Gin Tonic de Beefeater, la marca de ginebra más premiada del mundo por su calidad y su cuidado proceso de elaboración.
Por tanto queda claro que la ginebra, como muchas otras bebidas destiladas, es una bebida obtenida de materias primas vegetales. En este caso el famoso árbol del enebro es el encargado de crear unas bayas de color negruzco que consiguen crear una ginebra de color transparente cristalino con un sabor y un aroma muy particular. Hoy en día es una de las bebidas blancas más consumidas y más valoradas en todo el mundo.
