Aunque tuvo que ser aplazada por la emergencia sanitaria del coronavirus, el último proyecto de la artista japonesa Yayoi Kusama se inaugurará el próximo 9 de mayo en el Jardín Botánico de Nueva York. Se trata de Cosmic Nature, una serie de pinturas y esculturas de plantas y flores que se mezclarán con los paisajes y edificios emblemáticos de este espacio neoyorquino. El objetivo es retratar la intimidad de la naturaleza.
La flora y la fauna japonesas tienen un "je ne sais quoi" que enamora a los visitantes más allá de los rascacielos y neones de una gran ciudad como es Tokio. Hace una semanas, la escritora francesa Muriel Burbery nos contaba a colación de la publicación de su última novela, Una rosa sola, cómo la belleza de la naturaleza de Kioto transformó de forma "radical" su mirada. En ese sentido, la muestra de Kusama se centra en la fascinación personal de la artista por este aspecto de su país natal.
Instalada en el interior y los alrededores del Conservatorio Enid. A. Haupt, repasa, a través de su arte, la naturaleza nipona desde los viveros que visitó la artista cuando era pequeña. Y llega hasta la actualidad, con el vivero de semillas que regenta su familia. Nacida en 1929 en una familia adinerada de Matsumoto, que poseía enormes extensiones de viveros en el Japón rural, tiene en la actualidad 91 años.
Sus exposiciones, coloridas, luminosas y extravagantes, siempre logran congregan a millones de personas. Enamorada del estampado de lunares, para Yayoi Kusama, su arte es una expresión de su vida y, en particular, de su enfermedad mental. En 1977, cuando el trastorno obsesivo se le hizo insoportable, se recluyó voluntariamente en una institución psiquiátrica de Tokio. Eso sí, nunca ha dejado de lado su gran pasión. Cada mañana, cruza la calle hasta su estudio, trabaja diez horas con su equipo, y al atardecer regresa al hospital.
Además de tenerse ganada la admiración y el respeto del público, ella es una de la artistas más codiciada por los museos y la que alcanza precios más altos en el mercado. En la escena neoyorquina de los sesenta consiguió ser tan famosa como Andy Warhol, aunque a finales de los setenta y comienzos de los ochenta, su presencia en el mundo artístico disminuyó. A pesar de proceder de una familia de dinero, no lo ha tenido fácil para llegar hasta donde lo ha hecho.
No solo porque sufre alucinaciones desde pequeña sino que tras el ataque de Pearl Harbor, con 13 años, fue reclutada para trabajar en una fabrica de confección de paracaídas y uniformes militares. Con 27 años se trasladó a Nueva York huyendo de un matrimonio concertado, llevando consigo solo unos cuantos dibujos, 60 kimonos de seda para vender y una recomendación de la pintora Georgia O’Keeffe.
En su biografía, ella misma contó que tuvo que sobrevivir de restos de comida, como las cabezas de pescado que encontraba en la basura y con las que hacía caldo. Siguió trabajando y en 1993 fue la primera mujer en representar a Japón en la Bienal de Venecia. Lejos ya de todo aquello, Cosmic Nature podrá visitarse hasta el próximo 31 de octubre y las entradas, que rondan los 30 euros al cambio, pueden adquirirse ya a través de la web de Museo botánico de Nueva York.
Fotos | NYB