A petición de una de nuestras lectoras, Nicholaa, voy a hacer una serie de post que tratan sobre los tonos fríos y cálidos de la piel. Hoy aprenderemos a saber de qué tipo es el nuestro, algo muy importante para elegir los colores que más nos favorecen.
Para saber si tu piel es fría o cálida hay varias pruebas que puedes hacer. Por ejemplo, mira el dorso de tu antebrazo: Si las venas que observas son de color verdoso tu tono de piel es cálido. Si, por el contrario, son de color azulado, tu tono de piel es frío.
Otra de las pruebas que puedes realizar es la siguiente. Abre tu joyero y busca la bisutería que tengas tanto dorada como plateada. Al margen de tu gusto por un metal u otro, observa con qué tono tu piel resplandece más. Si a tu piel le sienta mejor las joyas plateadas, tu tono de piel es frío. Si le sienta mejor el dorado, tienes un tono cálido.
La última prueba también es muy sencilla. Necesitamos algo de color naranja y algo de color rosa, pueden ser camisetas, pañuelos, papeles… Mírate en un espejo con luz natural y coloca debajo de tu barbilla, primero un color y después el otro.
Tómate tu tiempo para observar qué color ilumina mejor tu cara y con cuál se disimulan mejor las imperfecciones. Si te sienta mejor el naranja, eres de tipo cálido, y si te sienta mejor el rosa, eres de tipo frío.
Puede darse el caso de que tras realizar todas estas pruebas no llegues a ninguna conclusión (siempre es bueno hacerlas con alguien para compartir opinión y ser más objetivos). Si no notas ningún efecto con las pruebas y te ves exactamente igual, entonces tu piel es de tono neutro, algo menos común pero bastante afortunado, porque te sienta bien casi todo.
En los próximos días seguiremos desarrollando este tema y viendo los tipos de tonos que hay en cada uno de estos dos grandes grupos. Por cierto, yo soy tono frío ¿y vosotras?
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