Soy consciente de que en invierno no hidrato mis manos todo lo que debería, pero la mayoría de productos específicos me suelen incordiar por pringosos. Solo por la noche, cuando ya estoy en la cama, me aplico un punto de crema en el dorso y, sin tocar las palmas de las manos, doy un suave masaje.
En verano es diferente
¡Todo es crema y aceite! Así que me da igual un poco más. Presto atención especial a las manos antes y después de exponerme a los rayos solares. Sin embargo, con bastante frecuencia oigo a conocidas y amigas que a la hora de tomar el sol no se aplican crema en esa parte externa, al no darle importancia o no fijarse. ¿Tu eres una de ellas?
¿Cómo es posible?
Muchas pasamos esta estación “aterrorizadas” por la aparición de manchas y envejecimiento prematuro de la piel y la mayoría no aplicáis protección a vuestras manos.
Si observáis, el dorso de éstas es uno de los lugares en que primero aparecen las tan temidas manchas oscuras. A partir de los cuarenta años, e incluso en ocasiones de los 30, es difícil no encontrar este tipo de “pecas grandes”, lentigos solares que se agravan con el tiempo. Aparecen en zonas muy expuestas como rostro, escote y dorso de las manos.
Lo más fácil
La parte externa de las manos está continuamente expuesta a la radiación solar, en cualquier estación del año. Protegerla es tan simple, como no olvidar su cuidado. Sin embargo es muy común pasar sesiones tediosas aplicando protectores solares y olvidar lo más básico.
Tras aplicar la crema solar en el rostro, que en mi caso tiene más alta protección que la corporal, simplemente aprovecho el resto que queda en mis palmas para proteger su dorso. En la playa o piscina cuando quiero repetir la aplicación, siempre vuelvo a utilizar la facial -que nunca tiene indice menor que 50- y vuelvo a dar un toque, y a masajear siempre. Muy buenas cremas para las manos resultan solares para el rostros como Avène, factor de protección 50 o Caudalie, factor 30. Si la aparición de manchas os preocupa seriamente, podéis aplicar antes de esta última el Sérum Vinoperfect de la firma, que reforzará la protección frente al sol.
Después de tomar el sol, no olvido nunca aplicar tras la ducha un aftersun. El rostro y las manos son las partes del cuerpo más expuestas también en invierno. Lo bueno de éstas últimas es que son muy agradecidas y responden muy bien a cualquier mínimo tratamiento.
Esta simple atención durante el verano prolonga su tersura y aspecto joven, y evita la aparición anticipada de manchas solares. Si lo practicáis cada verano podréis comprobar a la vuelta de unos años, cuando observéis las manos de personas de vuestra misma edad, como hicistéis un buen trabajo de fondo.
Imágenes | Free People
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