Por motivos médicos he tenido que descuidar un poco mis cuidados cosméticos durante aproximadamente tres semanas, y ello me ha llevado a comprobar que la piel es muy delicada y que en poco tiempo puedes desandar lo que llevas andado durante muchísimo tiempo, revirtiendo los beneficios.
Si has acostumbrado tu piel a cuidados regulares-limpieza e hidratación-y otros periódicos-peeling y mascarilla-parece que estos beneficios te van a durar bastante tiempo, pero no es así. La exfoliación en concreto es esencial para el bienestar de la piel y la forma en que ésta luzca, y esta exfoliación la realiza de forma suave la limpiadora diaria y de forma más eficiente el peeling semanal.
En el momento en que esto deja de darse, las células muertas se amontonan sobre los poros, impidiendo que la piel respire y provocando que algunos de éstos se vean “tapados” con grasa o restos de sudor o de epidermis, llegando los temidos puntos negros. En mi caso me he encontrado con este problema, cuando apenas lo he sufrido salvo en zonas muy concretas (ej. nariz).
Además la piel se queda cetrina y sin brillo y mostrando una capa de células más gruesa de lo normal- que es exactamente lo que está pasando. Durante todos los años en que llevo cuidándome esta es la primera vez que por fuerza mayor me he visto obligada a dejar de lado los cuidados cosméticos y la piel, una vez más, nos demuestra que agradecida es, pero que lo primero que necesita es constancia.
Imagen | Dawvon en Flickr
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