Han salido los primeros rayos de sol y pronto van a empezar a bombardearnos con la operación bikini. ¿Qué tal si nos adelantamos adquiriendo hábitos tan saludables como ir andando cada día al trabajo?
La falta de tiempo puede ser una excusa, pero también a veces una realidad. Trabajas ocho horas (algunos días más) fuera, al regresar todavía tienes cosas por hacer en casa y cuando por fin llega la noche y puedes descansar, en lo último que piensas es en coger la mochila para irte a sudar al gimnasio.
Por suerte hay muchas otras formas de moverse más fáciles de adaptar a nuestro día a día, como caminar unos 30 o 45 minutos a paso rápido, ya sea desde el domicilio o desde la parada de bus o metro que te permita recorrer un tramo similar.
Bueno para tu cuerpo
Caminar es un ejercicio sencillo que no requiere mucho esfuerzo, pero no hay que subestimar los beneficios físicos que nos puede aportar, sobre todo si llevamos algún tiempo sin apenas movernos.
Para empezar es un ejercicio aeróbico, que cuida nuestro corazón, aumenta nuestra capacidad pulmonar y nos ayuda a perder peso o mantener el adecuado. Es muy gratificante utilizar alguna app como Pedometer o Accupedo y comprobar las calorías que hemos quemado con nuestro paseo a buen ritmo ¡Os sorprenderéis del resultado!
Además el retorno venoso toma impulso a través de la almohadilla plantar y los músculos de las piernas, por lo que caminar es la mejor forma de prevenir las varices, activando nuestro flujo sanguíneo y ya de paso tonificando y mejorando nuestra flexibilidad.
Si nos mantenemos con el tronco erguido y el abdomen ligeramente contraído (esto también ayuda a muscular), podremos corregir la postura y correremos menos riesgo de contracturas y dolores cervicales, tan típicos de la oficina.
Bueno para tu mente
No sé si ya lo habréis probado, pero personalmente encuentro una diferencia abismal entre llegar al trabajo después de una sesión de estrujamiento en autobús o metro rodeada de gente de mala leche, a aparecer con la mente despejada, una sonrisa y ¡Pisando fuerte!
Y lo mismo al volver, andar reduce el estrés y hace que muchas veces los problemas se queden por el camino, en lugar de meterse directamente en casa.
Por otro lado ¿Te has parado a contemplar lo bonita que es la ciudad que te rodea? a mí me encanta observar a la gente, las tiendas, los parques, los edificios… Eso sí ¡Sin perder el ritmo! Incluso cambiando regularmente de ruta se suelen descubrir sitios nuevos a los que volver con más tiempo el fin de semana.
Si todavía necesitas más argumentos, piensa también en todo el dinero que te puedes ahorrar, en comparación con el uso del coche o el transporte público.
A tener en cuenta
Primordial, usa un calzado cómodo, que no apriete y tenga unos dos o tres centímetros de tacón como máximo. Otra opción es utilizar unas deportivas y hacer el cambio por los zapatos al llegar al trabajo, al más puro estilo de las secretarias de Nueva York en las películas de los 90.
No valen las excusas. Solo hay que dormir un poco menos y llegar a casa un poco más tarde, así que hay que comprometerse al menos con ese esfuerzo. Sí un día no caminamos porque está nublado, otro porque tenemos sueño etc. nuestro plan se irá, irónicamente, a paseo.
La constancia y el ejercicio diario hacen que realmente podamos notar buenos resultados, y con el tiempo muchas veces nos activa para animarnos con más (abdominales, flexiones etc.) al llegar a casa.
Acaba de empezar el lunes, el día más típico para inundar de quejas las redes sociales ¿Qué tal si cambiamos el humor y nos estrenamos con nuestro primer día juntas andando al trabajo? ¿Quién se anima?
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