Soy una aficionada a las técnicas orientales y visito habitualmente un centro especializado en los mismos donde las opciones son infinitas: desde masajes cráneo-podales a técnicas de masaje orientales pasando por masajes a 4 manos. De todos ellos uno de mis favoritos es el masaje ayurvédico, basado en las milenarias técnicas indias del Ayurveda.
El Ayurveda considera que en el ser humano confluyen 3 fuerzas: vata, pitta y kapha. El objetivo del masaje es reconocer cuál predomina en el paciente y aplicarle un aceite de masaje que sirva para equilibrar su balance cuerpo-mente. Para ello el profesional hará una pequeña prueba en tu muñeca y, una vez seleccionada la fuerza predominante, elegirá el aceite.
El masaje es de cuerpo entero, muy suave, y estás rodeada del aroma sutil y especiado del aceite elegido, que contribuye a la relajación general. El efecto es muy terapéutico y tranquilizador, provocando una relajación que se mantiene unos días después, además de un sueño reparador esa misma noche.
En un principio podría parecer que no se distingue mucho de un masaje completo, pero yo he probado los dos y, aunque está claro que relajan ambos, el ayurvédico tiene un efecto mayor, tanto mental como físicamente. No es barato, pero podéis dároslo 2 veces al año, como hago yo, de manera que haga el menor daño posible al bolsillo.
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