"Si Dios no quería que me casase, me hubiese pasado algo" decía Tamara Falcó después de su boda. Otra cosa no, pero optimismo no le falta a la hija de Isabel Preysler. O ceguera, vaya. Porque, así, a bote pronto, que podamos recordar se nos ocurre que el que el prometido te engañe muy públicamente a pocos meses de vuestra boda, te quedes sin vestido de novia a dos meses de la fecha, casi te roben las joyas y tu hermano no quiera ir a tu enlace son, cuanto menos, "algo" que te ha pasado.
Pero es que, si eso no fuera suficiente, el mismo día del enlace ocurrió algo que, si fuera creyente, me tomaría como un mensaje bastante claro: la sotana del cura salió ardiendo y tuvo que ser la hermana de Iñigo Onieva, Alejandra Onieva, quien la apagara con sus propias manos.
Desde que supimos de este incidente nos lo hemos estado imaginando. Pero es verdad que suele ser mejor ver las cosas que que te las cuenten. Y en este caso es especialmente verdad. Porque, "las caras Juan, las caras".
Os juramos que, desde que nos lo han compartido, no podemos dejar de verlo en bucle y analizarlo. ¿Estamos siendo productivas? No. Pero merece la pena totalmente.
Es Carolina Molas, la madre de Iñigo Onieva, quien primero se da cuenta de lo que está ocurriendo y, abanico en mano, se lo señala a su hija Alejandra. Esta, ni corta ni perezosa, corre a apagar el fuego con sus propias manos. Por suerte, todavía no había prendido mucho y la situación no va a más.
Las caras de Alejandra Onieva, Carolina Molas y Tamara Falcó atestiguan lo surrealista de la situación. "No puedo más con la situación que me está tocando vivir" parece pensar la cuñada de la marquesa. Al menos el sacerdote parece no ser consciente en ningún momento.
Fotos | Gtres
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