Si hay algo que a los españoles nos gusta, en materia de alimentación, es presumir de dieta mediterránea. Y no es de extrañar, ya que en los últimos años se han elevado casi a los altares los beneficios de nuestra dieta mediterránea rica en aceites como el de oliva virgen extra y en frutas y verduras.
Sin embargo, podemos encontrarnos que con la excusa de la dieta mediterránea acabemos consumiendo alimentos que ni son beneficiosos para nuestra salud, ni nos ayudan a perder peso, ni forman parte de una dieta mediterránea adecuada por mucho que provengan del mediterráneo.
Condiciones de la dieta mediterránea para que nos ayude a perder peso
Alrededor de los años 60 los países alrededor del Mediterráneo contaban con una de las esperanzas de vida más altas del momento demás de un menor índice de enfermedades cardíacas. Esto parecía deberse, entre otras cosas, a los comportamientos alimentarios que los habitantes de esta región seguían y que dio origen a la conocida dieta mediterránea.
Es este patrón de alimentación, el seguido en los años 60, es el que puede ayudarnos a cuidar nuestra salud y a perder peso, favoreciendo que nos mantengamos en un peso adecuado y saludable.
Para ello, la dieta, como en ese momento, debe basarse en alimentos frescos a diario como la fruta y las verduras. También en el consumo en grandes cantidades de legumbres, patatas, frutos secos, nueces y semillas. No solo eso, sino que la fuente principal de grasa debería ser el aceite de oliva virgen extra - evitando otros aceites o grasas saturadas -.
El postre habitual diario sería la fruta fresca y se recomienda el consumo de lácteos como el queso y el yogur. La ingesta de pescado y de carnes de ave es recomendable que sea de moderada a baja, mientras que el consumo de carne roja se dé en una muy baja cantidad. Este tipo de alimentación, en el que se basa la dieta mediterránea original y saludable, nos asegura un buen consumo de grasas insaturadas, de fibra y de nutrientes saludables que beneficiarán a nuestro metabolismo ayudándonos a perder peso.
Incluir deporte y actividad física
El origen de la dieta mediterránea se dio en un momento en el que la actividad física era muy habitual, dado que la mayoría de la población trabajaba en el campo o en trabajo de gran esfuerzo físico. Esto provocaba que la dieta mediterránea saludable se acompañara con actividad física regular.
En la actualidad, una gran parte de la población lleva a cabo trabajos sedentarios, por lo que no tenemos ese nivel de actividad diaria de forma natural. Para que la dieta mediterránea sea realmente efectiva debemos acompañarla de actividad física y ejercicio de manera lo más regular posible.
Lo que tenemos que evitar en la dieta mediterránea
Ahora mismo, aunque vivamos en la región del Mediterráneo, nuestros hábitos de alimentación han ido cambiando. Por tanto, por mucho que sigamos en la misma ubicación, no podemos decir que todo lo que comemos aquí - o en otros países del Mediterráneo - sea dieta mediterránea únicamente por nuestra ubicación.
Es decir, que por mucho que en España comamos hamburguesas, o fríamos las patatas con aceite de girasol, no se convierten en alimentos típicos de la dieta mediterránea.
Si queremos perder peso siguiendo este estilo de alimentación, tendremos que alejarnos de alimentos ultraprocesados, de alimentos con grandes cantidades de azúcar añadido, de grasas trans y saturadas, de carnes rojas y de snacks y refrescos, etc.
Además, es recomendable que evitemos el estilo de vida sedentario que seguimos hoy en día. Caminar de manera habitual, dejando aparcado el coche para hacer recados cercanos, elegir las escaleras en vez de los ascensores, realizar más actividades al aire libre e incluir deporte de manera habitual en nuestras vidas nos ayudará a volver a la dieta mediterránea original y alejarnos de la dieta occidental.
Imágenes | Vitónica, Directo al Paladar