Lo que en algún momento fue una curiosidad, un famoso colaborando con una marca, hoy es algo de lo que ya ni nos sorprendemos. Todos los años alguna modelo, cantenta o simplemente famoso se decide a dar el paso de ponerse a diseñar, habitualmente en colaboración con alguna marca, consiguiendo de este modo que ambos nombres combinados resulten un éxito de ventas. Lo que ya no es tan habitual es que uno de estos famosos, tras estas colaboraciones, decida dar un paso más en su carrera como diseñador de moda como hizo
Kanye West.
Kanye pertenece a esta última generación de raperos que no esconde su fascinación por las grandes marcas y que no tiene problema alguno por asistir a una manifestación de "Ocupar Wall Street" con los indignados neoyorkinos con una camisa de
Givenchy de más de 300 dólares, marca de la que es cliente habitual (foto superior) o ponerse una blusa de
Céline, de mujer, en su concierto en Coachella (foto inferior).
Pero está claro que una cosa es ser una "fashion victim" y otra muy distinta distinta ser diseñador.
West en 2008 empezó a enseñar la patita cuando empezó a correr el rumor de que había solicitado realizar prácticas en Louis Vuitton y Raf Simons, aunque finalmente es Fendi la marca que lo acoge y Karl Lagerfeld su consejero. Se anima a lanzar una colección en Estados Unidos llamada PastTell con ropa idéntica a la que él usaba y diseña para Nike una zapatilla diseñada por él, la Air Yeezy que le abre las puertas a lanzar una línea de deportivas con Louis Vuitton en 2009.
Estas colaboraciones afianzan la idea del rapero de lanzar su propia colección. Visita varias veces la escuela de Saint Martis en busca de "ayudantes" y es una de las alumnas de esa escuela la elegida para ser su mano derecha, Katie Eary, una graduada del año 2008 que ya empezaba a construirse un nombre en la escena inglesa.
Así es como en la Semana de la Moda de París en la que se presentaban las propuestas para la Primavera Verano de 2012, se presenta DW by Kanye West, en un desfile lleno de caras conocidas como Terry Richardson, Riccardo Tisci, Alexander Wang o Jeremy Scott y en las que tampoco faltaron otras "diseñadoras" famosos como las gemelas Olsen y Lindsay Lohan.
Las críticas no fueron halagadoras precisamente. Anna Wintour se despachó con un "Pregunte a otro" cuando los periodistas a la salida le pidieron su opinión. Cathy Horyn le recomendaba en su crónica que contrate a un sastre para ajustar las prendas si pretende que sean ajustadas y Carine Roitfeld que estaba segura de que él sabía qué cosas estaban bien y cuáles mal y que si trabajaba duro podría arreglarlas, a pesar de tener que aprender mucho todavía.
Todavía no está claro si habrá una segunda colección de Kanye, pero sí que su fascinación por el mundo de la moda no ha muerto y ahí está la portada que ha diseñado Tisci para su nuevo disco en colaboración con Jay Z para demostrarlo, pero quizás no estaría mal que alguien estudiase qué efectos ejerce sentarse en los front rows de los desfiles sobre algunos de los famosos porque una alta proporción de ellos se levanta con la misma sensación que tiene mucha gente cuando acuede a un museo de arte contemporáneo: pensar "Eso también puedo hacerlo yo", con la diferencia de que en el mundo de la moda gracias a la fama y el dinero algunos se atreven realmente a hacerlo.
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