Las gafas no solo son un accesorio útil, son una declaración de estilo. Las forma de tus gafas cambia tu cara y, en general, son una extensión de tu personalidad. Sin embargo, muy a menudo las llevamos hechas una porquería sin darnos cuenta o porque nos da pereza tener que estar limpiándolas constantemente. Sin embargo, su adecuada limpieza es esencial para garantizar no solo que te hagan ver bien, sino que tú también luzcas bien. Así que te contamos los secretos para mantener tu montura y cristales siempre relucientes.
Agua y jabón
Un clásico rápido y efectivo a la hora de eliminar la capa de grasa que suele formarse en los cristales. Es un método que funciona especialmente bien con monturas de acetato, pero que puede oxidar las de metal. Para aplicarlo, solo tenemos que frotar con los dedos nuestras lentes utilizando agua jabonosa hecha con lavavajillas.
Vinagre blanco
Es el producto casero perfecto para limpiar cualquier superficie de forma eco. Para ello, solo hay que diluir vinagre blanco en agua y frotar con un paño suave.
Spray limpiador de gafas
En ópticas y supermercados podemos encontrar sprays especialmente pensados para la limpieza de las gafas, si no queremos calentarnos la cabeza. Solo hay que rociar la solución en los cristales y frotar suavemente con un paño.
Con ultrasonidos
Seguro que te has topado alguna vez en redes con un futurista aparato limpiador ultrasónico. Se trata de un método que permite limpiar a fondo todas las partes de una montura, incluidos recovecos imposibles y bisagras. Además, elimina el sebo, el polvo, el sudor y cualquier otro residuo. Solo hay que introducir las gafas en el tanque de ultrasonido lleno de agua y, en menos de dos minutos, las vibraciones de los ultrasonidos y sus microburbujas se habrán encargado de dejarte las gafas como recién salidas de la óptica.
La importancia del secado
No obstante, sea cual sea el método que uses, a todos quienes llevamos gafas nos ha pasado alguna vez que, al volver a ponérnoslas, seguimos viendo mal aún habiendo acabo de limpiarlas justo en ese momento. Es algo que podría deberse al secado. Hay que secar las gafas con un paño suave y limpio. Si las dejamos secar al aire, las gotas de agua dejarán restos de cal sobre el cristal.
Por otro lado, también hay que llevar cuidado con los materiales que elegimos para secar las gafas. Por ejemplo, el papel (incluidos los pañuelos) es abrasivo y, aunque no se note a primera vista, puede rayar los cristales. Lo mejor es emplear un paño de microfibra limpio.
Foto de portada | S O C I A L . C U T
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