Dicen que inspiró a los guionistas de Gossip Girl para crear el personaje consentido y malicioso de Blair Waldorf, y es que desde que apareciera en la portada del New York Magazine en mayo de 2007 (tras protagonizar un absurdo escándalo mediático a raíz de una serie de mails en los que ponía verde a sus colegas de alta sociedad), Olivia Palermo, rostro habitual en saraos, fiestas, y estrenos de la Gran Manzana, no ha parado de arañar posiciones en la escala de socialités neoyorquinas que inundan las páginas de Style y sartorialistas varios.
Hija de un agente de la propiedad del bienestante estado de Connecticut, Olivia se trasladó a Nueva York durante sus últimos años de colegio y compartió aula con Byrdie Bell, chica “it” por excelencia, a la que desde un primer momento tuvo como referente.
Hoy, esta chica de 23 años, ambiciosa, atractiva y sumamente estilosa, protagoniza junto a Whitney Port el reality show The City, en el que se narran la desventuras de ambas como relaciones públicas de Diane Von Furstenberg.
Currículum y expectativas de vida aparte, lo que es innegable es que Olivia tiene muchísima clase; es conservadora, es chic, es muy american way of life, y se agradece en una joven de su edad.
Su estilo está a medio camino entre el Upper East Side y los Hamptons, por mucho que ella viva en Tribeca. Y desde luego le pega mucho más trabajar para una de las damas del sport americano, que por ejemplo, para Alexander Wang.
Aunque cuando hay que ponerse trendy e incorporar leggings de lycra o cuero a su vestuario, lo hace con toda naturalidad, tal y como ha demostrado en los últimos eventos a los que ha acudido: Olivia también viste de H&M (izquierda) y Topshop (derecha).
Rubia o morena, está guapa lo mismo, y como buena trendsetter es de las que se encariña de prendas, complementos o accesorios como este collar que le hemos visto en un sinfín de ocasiones y que tan bien combina con todo (le pasa lo mismo con la cartera de mano color avellana que tanto me gustó en el New Yorkers for Children Spring Dinner Dance).
Uno de sus fuertes es por supuesto el vestir de largo para ocasiones especiales varias, tipo inauguraciones, fiestas benéficas y demás red carpets. El primer look, el del vestido en color maquillaje con estampado y blazer, es perfecto (para una boda, estupendo).
Y el estilismo típico de cóctel, a base de vestido o falda a media rodilla, cárdigan, blazer o camiseta a secas, su uniforme casi diario (de aquí me quedo con el look de enmedio, me encanta la combinación de colores y el detalle del cinturón).
Aunque los pantalones, sobre todo los de pata ancha, tipo los que le veíamos a Laura Ponte en su última sesión para Mango, también le sientan muy bien.
Está claro que la chica debe tirar de Mastercard todo y más, que tiene un buen cojín financiero del que hacer uso para lucir estupenda, pero muchas otras con el doble de presupuesto no son capaces de cogerle el punto al buen gusto ni por casualidad.
Al resto de mortales como nosotras, que cojemos ideas de aquí y de allá, lo que nos queda es hacer malabarismos con una ínfima parte de lo que ella se gasta e igualarla en estilo.
Y existiendo Zara y similares, no necesitamos patrimonio familar (o sí...).
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