Vanesa Lorenzo se encuentra en uno de los mejores momentos de su vida y cuando compartes un rato con ella te das cuenta al instante. Inspira confianza y buenrollismo a partes iguales, pero sobre todo, y sin obviar su innegable belleza, es muy humana.
Con una imparable y exitosa carrera internacional como modelo, y a la vanguardia de la moda española, su curiosidad y sus ganas de entender el por qué de las cosas le han llevado a escribir su segundo libro, 'Crecer juntos'. Un proyecto sobre cómo educar a los hijos con el yoga y la disciplina positiva como pilares fundamentales. Con esta premisa, charlamos con ella sobre maternidad, pareja, educación y redes sociales.
Empiezo preguntándole por el libro y me confiesa entre risas que ha sido como otro parto para ella. "¡Y a nivel de gestación también!", asegura.
"En 'Crecer juntos' hay unas dinámicas que no tienen sólo que ver con las relaciones con los niños, sino que se pueden aplicar a cualquier tipo de relación ya que la disciplina positiva se trabaja también entre parejas, equipos de trabajo... Es una forma de relacionarse y de comunicarse que nos puede ayudar también entre adultos", añade Vanesa, madre, junto a Carles Puyol, de Manuela y María, dos niñas de 6 y 4 años.
Me habla sobre la importancia de reeducarse para poder educar después a tus hijos y su mayor deseo es que el libro no sea una carga más para las madres. "Este libro nace como respuesta a una necesidad mía como madre. Para mí tenía todo el sentido poder compartir las dos filosofías que tanto me están ayudando en la maternidad: el yoga y la disciplina positiva, dos filosofías que se complementan tanto y que están tan en sintonía", explica.
"Espero que los padres y madres que lo lean no piensen 'madre mía, qué mal lo hago todo'. Es una guía en la que te puedes apoyar, pero debemos saber que nos vamos a seguir equivocando y que tus hijos también se van a equivocar porque es el proceso de la vida", confiesa Vanesa.
Es una mujer serena y transmite mucha paz. Una paz que dice haber encontrado en el yoga, un camino que le ha cambiado la vida (más allá de los beneficios físicos): "Me ayuda a tener más conexión mi propio cuerpo. Hay una conciencia de 'tú quién eres y cómo reaccionas ante las cosas', cuáles son tus emociones… Te conecta con todo eso de una forma muy amable. Aceptas quién eres, tu cuerpo y tus emociones, tal y como son. Yo siempre he sido una persona muy curiosa, de buscar el por qué de las cosas. Siempre me ha gustado leer cosas sobre filosofía, me interesa mucho encontrar respuestas. Y el yoga, de una forma menos intelectual, te lleva hacia ese camino".
La idealización e incertidumbre de la maternidad
Dicen que hay mujeres que sienten la llamada de la maternidad como si fuese una ola aplastante que te empuja con fuerza. "En mi caso yo no tuve nunca esa llamada de maternidad, con tanta presencia ni tan fuerte como veía en muchas de mis amigas. Surgió como un proyecto común de familia cuando conocí a mi pareja, a Carles. Nos conocimos siendo más adultos y habiendo viajado todo lo que no está escrito, llegó en un momento muy bueno. Estaba cansada de tanto viaje y tanta vida nómada. Quizá antes no habría sido igual".
Habla con franqueza y sin tapujos sobre su experiencia como madre. Explica que tuvo que aprender a querer a su primera hija y tardó meses en entender qué relación emocional tenía con el bebé. Me quedo enganchada a esa idea. Y me parece fascinante poder visibilizarlo: "Como se idealiza tanto la posibilidad de tener hijos, al final una tiene la sensación de que todo lo que no se acerque a ese ideal está mal".
"Cuando nació mi primera hija pensé: '¿Es esto lo que más quiero del mundo?' Porque de momento quiero más a otras personas. Quiero más a mi madre, a mi hermana, a mi pareja... Tuve que aprender a quererla, ese amor fue construido. Al menos a mí me pasó así e igual para otras madres nace el bebé y ya tienen ese amor tan grande. Es verdad que con mi segunda hija fue distinto porque ya había florecido en mí con la primera ese amor incondicional".
La modelo barcelonesa me reconoce que cuando nace un bebé y eres madre por primera vez hay mucha incertidumbre. "El hombre no pasa por esto. No pasan por un cambio físico, hormonal… y nosotras tenemos muchas más cosas que gestionar. También hay emociones que están condicionadas por la parte hormonal y no sabes ni qué te pasa. Mi hermana me ayudó mucho y Carles también, porque él le quita hierro a todo. Pero reconozco que los primeros meses no los disfruté y me da pena, en mi caso la maternidad no llegó como algo idílico".
La importancia de 'dejar ir'
Reconozco que cuando empecé a leer el libro me llamó especialmente la atención su dedicatoria y tuve que releerlo varias veces por la potencia de esas palabras: "A mis dos hijas, Manuela y María, tan distintas, tan llenas de luz... Espero y deseo que seáis felices y os convirtáis en las mujeres que queráis ser. Y que cuando voléis sepáis que yo siempre estaré aquí"...
Le introduzco la idea de 'dejar ir' y mientras lo hago se emociona. "Me haces llorar", me dice. Y me emociono yo también. Qué entrevista más potente. "Cuando eres madre te das cuenta de que tu hijo no es tuyo. Tú eres un canal y nace a través de él pero a mí mis hijas no me pertenecen. Así es como yo veo la maternidad. Quiero acompañarlas de la mejor forma posible para que se conviertan en adultas con todos estos valores y puedan volar".
Hablamos sobre los miedos y las cargas que se le pueden trasmitir a ese niño que después será adulto. Y nos ponemos en su piel. Y pensamos en la carga tan grande que se le puede poner a un hijo si tu felicidad o toda tu motivación en la vida es a través de él... "El pensar que está aquí para suplir tus carencias, tus necesidades… son relaciones muy insanas y a veces es difícil despegarse, pero las relaciones así son mucho más bonitas". "¿Igual te parece un poco frío?" Me pregunta. "Para nada", contesto. Y me imagino descomponiendo mis piezas del puzzle para recolocarlas...
Estar alineado con tu pareja
El primer contacto que tuvo con la disciplina positiva fue a través de un taller presencial al que acudió con Carles Puyol, su pareja. "Ahí empezamos a pensar que esto estaba muy alineado con lo que nosotros queríamos hacer. Era la línea que queríamos tener en casa".
Pero claro, reconoce que no siempre están de acuerdo. "Cada uno viene de una familia y tiene unos patrones aprendidos o unas reacciones que salen solas por naturaleza, que no puedes evitar, y que no siempre son las mismas. Es importante por eso aplicar el mismo tipo de comunicación entre nosotros que con las niñas".
Hay una frase de la psicóloga Angélica Joya que le encanta y que me recuerda en mitad de la entrevista. "La compartí ayer en Instagram". Cuando llego a casa la releo detenidamente: "Cuando hay una diferencia de opinión en la crianza la pareja debe comunicarse de manera que su mensaje combine su preocupación por la educación de sus hijos con la consideración hacia el cónyuge, de lo contrario, el problema se multiplica por dos".
Una reflexión que trata de aplicar en su día a día: "Si yo no quiero juzgar a las niñas, es importante que no le juzgue a él. Y es muy fácil caer en eso. Si quieres cambiar la forma de comunicarte con tus hijos, para no buscar culpables, sino soluciones, para respetarle, para dejar que tenga autonomía… también lo tienes que hacer con tu pareja. No puedes estar imponiendo a la pareja, tienes que llegar a un consenso. Si ya es agotador y si la pareja no está alineada, los hijos pueden separar mucho más que unir".
Adiós a premios o castigos. Formemos a niños capaces, respetuosos y responsables
La forma de entender la educación ha cambiado mucho en los últimos años. Nadie duda que nuestros padres lo hicieron lo mejor que pudieron (o que sabían). "Mis padres no me explicaban el porqué de las cosas. Pero claro, la sociedad era así. Todo era: ordeno, mando y obedezco. "Entonces había muchos miedos que me imagino que vienen por temas religiosos, por ejemplo en mi casa nunca se habló sobre sexo. Nunca. Yo tuve que descubrir las cosas por mí misma y me hubiera gustado hablar con mi madre, pero a ella le daba tanto pavor que al final ninguna nos sentíamos cómodas".
Me pregunto en qué se diferencia exactamente la disciplina positiva con el resto de opciones educacionales. Me explica que consiste en relacionarte con el niño como si fuera un adulto a través del respeto mutuo.
"Educar a tu hijo te obliga a hacer 'research' y ver el mundo desde otro prisma. En la disciplina positiva no se buscan culpables, se buscan soluciones, algo que es una cosa muy de nuestra sociedad y de la educación. El castigo, el 'yo ordeno y tu obedeces' se acaba. Lo que pretende es hacer partícipe al niño para que se sienta útil porque entiende que todos los seres humanos nos sentimos motivados cuando formamos parte de un grupo… y eso también hay que promoverlo en el hogar. La idea es formar a niños que sean capaces, respetuosos y responsables. Todo eso se tiene que fomentar desde pequeños, la educación se entiende a largo recorrido y va a la base de por qué el niño se comporta de esta forma. Es decir, qué es lo que hay de fondo para que este niño se comporte así".
La crisis que viene y la maternidad
Puede que sea la primera vez que me haya planteado seriamente la maternidad. O que al menos le haya dado el espacio que necesitaba. Tras cumplir los treinta, y sin tener ningún tipo de prisa ni expectativas a corto plazo, me intereso por saber cuándo decidió ella embarcarse en esta aventura. Siempre he pensado que una debe esperar a que llegue el momento perfecto. Pero lo cierto es que la vida me ha ensañado, al menos hasta ahora, que no existe el timing adecuado. Y todo lo que ha llegado o se ha ido se presentó de forma imprevista, casi sin avisar.
"Tú aprovecha todo lo que puedas la soltería, que para mí no es otra cosa que no tener hijos". Nos reímos. De vez en cuando suelta alguna que otra carcajada que tanto le caracteriza y reconozco que es contagiosa.
Y se lo piensa dos veces antes de contestar. "¿Que si hay que esperar al momento perfecto para ser madre? Pues tengo dudas sobre una respuesta u otra. Por un lado te diría que esperes a que realmente estés asentada, que puedas gestionar lo que se te viene encima de la mejor forma posible, a nivel económico, físico y de salud. Hay muchos aspectos a tener en cuenta. Pero por otro lado, mira… de perdidos al río. Cuando viene un hijo te adaptas y haces lo que puedes, intentas de la mejor forma posible hacer lo que esté en tu mano y se lo ofreces. Es difícil contestar a esta pregunta".
La adicción de las redes sociales
Hablemos de redes sociales. Sigo a Vanesa Lorenzo en Instagram desde hace tiempo y es una de las pocas modelos a las que no he dejado de seguir. Me aburren soberanamente esos post o stories que sólo muestran estilismos o los brunch los domingo. Está muy bien verlo de vez en cuando, lo reconozco, pero que esto sea una constante en sus vidas cansa.
Su cuenta, en cambio, engancha. Sin pretensiones, Vanesa muestra parte de su vida: su huerto, sus dos perros, libros que le interesan, su pasión por el yoga, sus planes en plena naturaleza y, de vez en cuando, comparte alguna foto con Carles y sus hijas.
"No olvidemos que las identidades digitales son identidades digitales, no son reales. En el mejor de los casos muestras una parte de ti lo más honesta posible pero el problema está en dónde pones el límite de que no te afecte la respuesta que tenga tu contenido en la comunidad. Si esto es complejo para mí, cómo no va a serlo para unos adolescentes".
"En redes sociales se promueven muchísimo cosas que no tienen fundamento. Está fenomenal ver estilismos pero hasta cierto punto. Cada cosa debe tener su peso justo y el equilibrio en redes sociales creo que es difícil. Es complicado que no te perturbe".
"Debemos estar muy alerta y fomentar el pensamiento crítico y la autoestima. Es decir, fortalecer a nuestros hijos en la diversidad porque si no entonces seremos víctimas de las tendencias todo el rato. Yo he hecho un cambio en mis redes sociales. Le explicaré a mis hijas que son adictivas y hay que ser muy consciente. Antes yo misma miraba cómo estaba mi crecimiento diario, ahora me da igual. Me centro en compartir cosas que me gustan, que me apetece compartir y que son bonitas. Es agotador e insano ponerle energía a esto".
Su carrera como modelo
Asegura que trabajar con gente de todos los países, gente de culturas distintas y colores diferentes es lo más maravilloso que le ha pasado en la vida. "El relacionarte con gente distinta cada día, aprender a adaptarte a situaciones en países y ciudades distintas solas… Ese aprendizaje no lo cambiaría por nada. Aunque también tiene sus cosas negativas, porque sientes mucha soledad y hay momentos duros, pero me quedo con lo positivo. La parte creativa también me fascinó. La industria de la moda, la creatividad, estar al lado de gente tan progresista, con menos prejuicios… todo esto ha sido un aprendizaje muy bonito".
Se acaba el tiempo. Ha pasado volando. Me quedo con la sensación de haber compartido un café con una amiga. "Que pases muy buen día", se despide. Al irme caigo en la cuenta de que es la primera entrevista post Covid que hago, y compruebo que la mascarilla no ha sido un impedimento para comunicarnos. Sus ojos le han delatado al emocionarse, pero también al reírse. Es curioso cómo dos extrañas pueden convertirse por unos minutos en confidentes... Es el poder de esta profesión.
Fotos | Editorial Planeta, @vanesalorenzo_, Web oficial de Vanesa Lorenzo
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