Aunque la medida aprobada por la Xunta pretende hacer accesibles este tipo de tratamientos a mujeres que no puedan permitírselo, no se enfrenta a la realidad del problema de la natalidad
Según los censos de población de Galicia, la comunidad tiene la misma población que en los años 70. Pero las cifras de nacimientos, como en el resto de España, no suben como afirma el Instituto Nacional de Estadística (INE). Además, la comunidad ha perdido peso en la estructura de población del país como afirmaba El Diario en un reportaje en el que se analizaba la situación de Galicia frente “a los titulares alarmistas y ciertos discursos políticos sobre una supuesta extinción de los gallegos”.
Como la natalidad preocupa a Galicia, se han puesto en marcha medidas y una de las más sonadas es que todas las gallegas de entre 30 y 35 años que deseen posponer su maternidad podrán congelar óvulos en la sanidad pública como anunciaba el medio local ‘La voz de Galicia’.
Medidas para aumentar la natalidad en Galicia
Alfonso Rueda hacia el anuncio en su debate de investidura como una de las medidas contra la bajada de la natalidad y explicaba no solo que Galicia ampliaría la congelación de óvulos en el sistema público a las mujeres de entre 30 y 35 años, sino que el acceso a los tratamientos de reproducción asistida se ampliarán hasta los 45 años y se eliminará el límite de un único hijo.
Se trata de una de las medidas que afirmó que se pondrían en marcha en los 100 primeros días de gobierno, y que como se anuncia en la Xunta suponen “avances para que las mujeres de hasta 45 años puedan acceder a la reproducción humana asistida en la sanidad pública y posibilitar que las mujeres puedan congelar sus óvulos sin necesidad de tener una patología previa”, y sin el coste que eso supone. El proceso de congelación de óvulos cuesta unos 3.000 euros de media, más el pago por mantenerlos congelados más allá del tiempo establecido.
Hasta el momento, la preservación de ovocitos o semen solo está en la cartera de servicios para quienes se están sometiendo a tratamientos oncológicos que afectan a los gametos, pero en Galicia se podrá acceder a esta técnica si hay patologías no oncológicas como la endometriosis, y también si no existe ninguna patología previa. La edad máxima de acceso a técnicas de reproducción será ahora hasta los 45 años y también se va a dar la posibilidad de recurrir a estas técnicas para tener un segundo hijo. Galicia se convierte así en la primera comunidad autónoma cuya sanidad pública asume la vitrificación generalizada.
Eso no significa que todas las gallegas de entre 30 a 35 años puedan acceder a esa congelación financiada porque, como afirmaba la ginecóloga Emilia Ocón a La Voz de Galicia, “para garantizar un 60 % de niño nacido, tú necesitas un mínimo de óvulos. Tenemos que saber qué reserva ovárica tiene la mujer. Hay que hacer un test de reserva ovárica e, idealmente, tiene que haber entre 10 y 15. No todas las mujeres son candidatas a esto”.
Las españolas retrasamos la maternidad
En el año 2023 hubo un total de 322.075 nacimientos en España según datos del INE, la cifra más baja desde que comenzó su registro en 1941, y en la última década el número de madres de 40 o más años ha crecido un 19,3%. Cada vez retrasamos más la maternidad. Esto es un problema mayor de lo que pensamos, como explicaba la ginecóloga y coordinadora de la Unidad Especializada en Criopreservación de Ovocitos del Instituto Bernabeu Alicia Herencia a The Objective, porque “a nivel social, supone un problema demográfico grave porque conduce al envejecimiento de nuestra población”.
El problema está en que a pesar de los avances médicos y de que congelemos óvulos, eso no te garantiza tener un niño. Puede que después consigas quedarte embarazada o no y es algo que se nos puede olvidar por el camino.
Pero, ¿por qué esperamos para ser madres? Diferentes estudios sociológicos como este informe de la UPV, afirman que retrasamos la maternidad porque a nivel económico no podemos sostenerla cuando somos más fértiles. Factores como el desempleo, la dificultad de acceder a una vivienda o la precariedad laboral son algunos de los motivos por los que retrasamos ser madres o incluso por los que decidimos no serlo nunca.
La cobertura en la sanidad pública de la vitrificación de la Xunta de Galicia es cierto que hará que ésta sea accesible para mujeres que ahora no pueden permitírsela, pero congelamos óvulos por razones sociales y como explicaba al medio El Diario la investigadora Sara Lafuente Funes, experta en reproducción asistida y bioeconomía, “habrá que pensar en cuáles son las condiciones de vida que imposibilitan pensarlo o pensarlo antes y que no se resuelven con esta medida”.
Tal vez revertir y aumentar la natalidad de Galicia, y del resto de España, debería pasar por hacer más cambios socioeconómicos que ayuden a que las familias puedan permitirse ser padres, en lugar de centrarnos en ayudar a que las familias sigan retrasando su deseo de serlo.
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