Existe un debate abierto sobre si las redes sociales repercuten de forma directa en la salud mental o no. Esto es lo que la ciencia dice al respecto
Creemos que la infancia es demasiado corta para pasarla en un teléfono inteligente. Este es el claim de Smartphone-Free Childhood, un movimiento que surgió en Gran Bretaña cuando varios padres crearon un grupo de Whatsapp para discutir cómo evitar que sus hijos demandaran el uso de smartphones. Ahora tiene como objetivo proteger a los niños de los peligros de los teléfonos inteligentes, tratando de forzar ciertas leyes como en Florida, donde se aprobó una ley que prohíbe las redes sociales a los menores de 14 años.
No son los únicos que han emprendido una batalla contra el uso de estos dispositivos en menores. En España también ha surgido, concretamente en Barcelona cuando Elisabet Garcia Permanyer, madre de tres niños creó a finales de septiembre un grupo de WhatsApp alarmada por las noticias de que estos dispositivos eran la causa de adicciones, problemas de salud mental y hasta suicidios. El Dr. Jonathan Haidt, Profesor de la Universidad de Nueva York y autor del best seller ‘The Anxious Generation’ afirma en su libro que los teléfonos y especialmente las redes sociales "están provocando un recableado de la infancia".
Existe cierto debate en cuanto al uso de las pantallas en niños. Algunos expertos advierten de que son las culpables de crear la primera generación de hijos menos inteligentes que sus padres. Sin embargo, una reciente revisión que recoge los resultados de 2.451 estudios y casi dos millones de participantes menores de 18 años que ha sido publicada en Nature Human Behaviour no tienen tan claro el drama. El uso de pantallas se asocia con algunos riesgos y otros tantos beneficios pero con efectos muy pequeños.
Lo que dice la ciencia sobre el uso de los móviles en niños y adolescentes
Empezaré diciendo que a día de hoy no hay evidencias de que la tecnología provoque cambios drásticos en el cerebro. Y aunque la idea de que su creciente uso impacte negativamente en el desarrollo neurológico es inquietante, este estudio de 2023 sobre el desarrollo cognitivo del cerebro adolescente no encontró asociaciones significativas entre los perfiles generales y las medidas de bienestar cognitivo y mental, incluso si establecimos el umbral de evidencia muy bajo. Es decir, no existiría evidencia científica que respaldara limitar el tiempo frente a la pantalla para proteger el desarrollo neurocognitivo, ya que los estudios no sugieren que el uso de las redes sociales prediga o cause depresión, más bien que los adolescentes que ya tienen problemas de salud mental las utilizan con más frecuencia o de forma diferente.
En la revista médica The Lancet ya se afirmaba en 2019 que “la comprensión de los beneficios, daños y riesgos de un cambiante paisaje digital es dolorosamente escaso”. Y en 2024 seguimos sin saber muchísimo más porque la gran mayoría de los estudios se realizan sobre adultos y no sobre niños y adolescentes. Y aunque pensamos que la salud mental comenzó a decaer justo cuando los teléfonos inteligentes y las aplicaciones sociales despegaron, el aumento de los problemas de salud mental en el mundo anglosajón es anterior a la aparición de los smartphones y las redes sociales, lo que señalaría que la tendencia es anterior y tiene otras causas, no solo esa.
Pero aunque los niños que pasan más tiempo en las redes sociales tienen una peor salud mental que los que las usan menos, tales correlaciones no prueban la causalidad. No es que los móviles provoquen problemas de salud mental, sino que puede ser, por ejemplo, que los niños deprimidos y solitarios opten por pasar más tiempo en las redes sociales que los felices.
Investigadores de Stanford y la Universidad de Nueva York hicieron un experimento en 2018 sobre la desconexión de redes sociales (Facebook en este caso), pero como bien admitía uno de los autores, Matthew Gentzkow, "la evidencia causal realmente convincente que tenemos es bastante limitada, aunque existe una probabilidad sustancial de que estos daños sean grandes y reales".
Los riesgos de las redes sociales y los smartphones
Según datos del informe de UNICEF España ‘Impacto de la tecnología en la adolescencia. Relaciones, riesgos y oportunidades’, la edad media a la que los niños tienen su primer móvil es España es antes de los 11 años. El informe refleja además que 1 de cada 3 adolescentes hace un uso problemático de Internet y las redes sociales.
Hay más: el 42% de los estudiantes encuestados aseguró haber recibido alguna vez mensajes de contenido erótico-sexual, 1 de cada 10 había recibido una proposición sexual por parte de un adulto a través de redes sociales, chats, Internet o videojuegos, y 1 de cada 5 podría estar sufriendo ciberacoso. Está más que claro con estos datos que existen ciertos riesgos a tener en cuenta.
Aunque los teléfonos inteligentes y las redes sociales se han convertido en una parte importante de la infancia, profesionales médicos como la conocida psiquiatra Marian Rojas Escapé, detallan las consecuencias de un uso descontrolado de las redes sociales durante la adolescencia. Según ella misma explica, existe un impacto psicológico y neurológico real cuando recibimos un like en redes sociales. El cerebro segrega dopamina en una respuesta similar a la que generan las drogas. Eso sí, hablamos de un uso descontrolado, que provoca un cambio en el sistema de recompensa de nuestro cerebro y que no solo afectaría a los adolescentes, sino a cualquiera, ya que estamos hablando de una adicción a las redes sociales.
“Las redes sociales me parecen un gran mecanismo para acercar a las personas, para aprender, para divulgar, para difundir y para conectar. Como tantas cosas, en su justa medida y cuando tenemos cierto control sobre ello, es bueno. Pero cuando se nos va de las manos es algo que nos puede perjudicar. Genera sensación de tristeza y de frustración, de vacío, de comparación y sobre todo, con personas que sufren de cierta ansiedad, depresión o algún tipo de patología psiquiátrica, las redes en muchas ocasiones hacen un flaco favor”, asegura la experta en uno de sus reels.
Si hablamos de la infancia, no tienen desarrollado, o al menos no del todo, ese autocontrol que hace falta para evitar un enganche. Si pensamos especialmente en las redes sociales como TikTok, están diseñadas para generar adicción, y la culpa es de la llamada “economía de la atención”.
Preguntar si las redes sociales son buenas o malas para la salud mental es una pregunta equivocada tal y como explica Pete Etchells de la Universidad Bath Spa, en su libro ‘Unlocked’. Según él, prohibir los teléfonos o las redes sociales hasta una edad más avanzada solo retrasaría el problema, y de hecho la mayoría de las aplicaciones sociales pueden disfrutarse o utilizarse indebidamente tengamos la edad que tengamos.
Tal vez la clave no está en prohibir, sino en regular los contenidos que ven nuestros hijos en las redes sociales. Como matizaba en Maldita la psicóloga sanitaria y psicoterapeuta Mamen Bueno, el riesgo de las redes sociales sería “cómo en ellas campa a sus anchas toda clase de información peligrosa para la salud, no las redes sociales en sí”.
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