La crianza que vivimos siendo niños afecta a nuestro desarrollo y a nuestra edad adulta. Y no siempre es para bien
La primera frase de la novela de Leon Tolstoi ‘Ana Karenina’ dice que "Todas las familias felices se parecen, pero cada familia infeliz lo es a su manera“. Crecer en un hogar infeliz puede provocar ciertos patrones que se perciben cuando son adultos. Eso sí, no todos los que crecen en hogares infelices desarrollarán los mismos problemas. La resiliencia individual o el apoyo social que viene de fuera de la familia también nos influyen, pero según la psicología, existen ciertos comportamientos que son más comunes cuando hemos crecido en un hogar infeliz.
Dificultades en las relaciones
Cuando un niño crece en un hogar infeliz o un entorno inseguro, es probable que desarrolle patrones de apego inseguro. Según la Teoría del apego propuesta por John Bowlby en 1958, el apego puede entenderse como el vínculo que se construye entre el niño y sus padres o cuidadores y por eso las relaciones saludables con otras personas son fundamentales para el desarrollo personal del niño. Si eso nos falta nos podemos encontrar con falta de empatía en las relaciones, relaciones de codependencia o dificultades para confiar o tener intimidad en pareja. De hecho, puedes llegar a sentir atracción por relaciones destructivas que encajan con tu identidad traumática, incluso cuando intentas tomar decisiones diferentes y mejores. Tiendes a acercarte a personas emocionalmente inaccesibles, abusivas o narcisistas, o tender a actuar con un rol de salvadora en tus relaciones.
Como bien explica la doctora Annie Tanasugarn en Psychology Today, el trauma del apego suele manifestarse en las relaciones románticas adultas “en forma de patrones tóxicos, adaptaciones narcisistas, problemas de confianza, dificultad para sentirse vulnerable y mala resolución de conflictos”. Hasta puede darse una incapacidad para estar solo o lo contrario, la completa evitación de las relaciones románticas.
Eres emocionalmente inaccesible
Esto ocurre cuando a un niño se le niega, minimiza o desestima su realidad de manera sistemática, es decir, cuando no existe validación emocional. Es de alguna forma una vuelta a su “modo de supervivencia”. El niño ha creído erróneamente que el abandono y la invalidación emocionales son “normales” y cuando es un adulto ve la intimidad emocional como una amenaza. Según las investigaciones, este patrón se correlaciona con un mayor riesgo de narcisismo patológico en la edad adulta.
No recuerdas mucho de tu infancia
Según la Red Nacional de Estrés Traumático Infantil el 78% de los niños han tenido más de una experiencia traumática antes de los 5 años. Las personas que crecieron en entornos disfuncionales suelen recordar poco de su infancia, algo que el cerebro hace como mecanismo de defensa. Al vivir hechos traumáticos en la infancia, una fase imprescindible en el desarrollo, se puede producir una falta de recuerdo como defensa para evitar revivir nuevamente el dolor en un medio inseguro. Pueden recordar momentos vívidos, a veces llamados "recuerdos fugaces", que no tienen ningún contexto. La "narrativa coherente" en la teoría del apego puede no existir ni haber desarrollado porque, según el psiquiatra Grant Hilary Brenner explicaba en Psychology Today, “sólo recuerdan algunas escenas características, sin trasfondo ni encuadre de los recuerdos. Al crecer, estas personas no tenían una imagen clara de sí mismas, y a menudo ni siquiera la tienen cuando son adultos".
Sientes que te falta algo
Cuando los niños crecen y conocen relaciones de familia saludables, ya sea en amigos o parejas cuando son adultos, se dan cuenta de que en la suya les faltaba algo. Pueden llegar a desconectar partes importantes de sí mismos para poder sobrevivir en una forma de disociación. Como explicaba Brenner, “pueden llegar a depender de una sola personalidad principal para tener estabilidad y hacer que parezca que todo está bien mientras que tienen poca o ninguna vida personal real. Más adelante en la vida, pueden sentir que les faltan partes de sí mismos”.
Eres muy independiente
Si has sido infeliz en tu infancia es muy probable que tu independencia y soledad sea una de las cosas que más feliz te haga. Según la doctora Annie Tanasugarn, cuando existe parentificación, una forma de trauma infantil en la que hay una inversión de roles entre el cuidador y el niño. el segundo “se convierte en un adulto hiperindependiente como resultado de los eventos traumáticos experimentados”.
Tienes hipersensibilidad emocional
Tal y como explican las psicólogas expertas de Somos Estupendas, la hipersensibilidad emocional “es una sensibilidad muy alta frente a críticas o actitudes de los demás. Puede ser una respuesta intensa a nivel conductual, emocional o físico frente a situaciones sociales que son percibidas con una sensación de rechazo, de abandono y de no suficiencia”. Y sorpresa, tiene que ver con un trauma emocional. A ojos del resto del mundo puede verse como una reacción exagerada, pero cuando has pasado tu infancia yendo de puntillas para no molestar a tus padres o tratando de adivinar sus estados de ánimo, la hipersensibilidad emocional es parte de ti y puede manifestarse con culpa desadaptativa, reacciones excesivas o dificultades para la gestión emocional.
Tienes problemas mentales como la ansiedad
Haber sufrido un trauma durante la infancia hace que se triplique el riesgo de sufrir un trastorno mental grave en la edad adulta según una meta-revisión liderada por investigadores del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas y publicada en la revista European Archives of Psychiatry and Clinical Neuroscience.
Se analizaron diferentes estudios y un total de 93.000 casos que revelan una relación directa entre el hecho de sufrir un trauma psicológico en edad pediátrica y el riesgo de desarrollar una patología mental años después. El motivo es que haber sufrido traumas como el abuso emocional, físico y sexual o la negligencia emocional o física provoca un daño a nivel cerebral una secuela física pero también psicológica, en forma de diversos trastornos como ansiedad, depresión, psicosis, trastorno obsesivo-compulsivo o trastorno bipolar.
Todo esto no significa que si presentan algún patrón -o varios-, sea porque has tenido una infancia infeliz. Pero si crees que tienes algún tipo de trauma infantil que te está afectando acude a un profesional de la salud. Con ayuda psicológica y la terapia adecuada puedes superarlo y que tu vida adulta sea todo lo feliz que no fue tu infancia.
Fotos | Chinh Le Duc en Unsplash, Tadeusz Lakota en Unsplash Carolina en Unsplash
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