Lo bueno es que podemos usarla también en las relaciones de pareja, con amigos y hasta con nuestros padres si vemos que la discusión pasa de cero a cien en un segundo
No tengo hijos, pero sí muchos sobrinos. Cinco en total y todos entrando en la adolescencia y completamente dentro de ella. Es sin duda la fase que más asusta a los padres (y a su tía), porque es en la que más cambios se producen y en la que más se discute.
Andy Earle es investigador. Estudia la comunicación entre padres y adolescentes, cofundador de talktoteens.com y presentador del podcast ‘Talking to Teens’, un programa de entrevistas para padres de adolescentes. Y por descabellado que parezca, él tiene la frase para terminar con una discusión con un adolescente tal y como explicaba en Citydadsgroups. Aunque no es mágica, sí puede funcionar.
La frase con la que terminar una discusión con un adolescente (o con cualquier persona a la que queremos)
No es la primera vez que discutes con alguien a quien quieres. Es posible que hayas perdido los nervios en algún momento y ese pequeño conflicto haya empezado a crecer como una gran bola de nieve cayendo por una ladera de una montaña. Cada vez más grande. Cada vez más pesada. Cada vez más peligrosa.
Los gritos llegan, se intensifican las emociones y todos sabemos en lo que desemboca. Precisamente en eso es en lo que entra la frase: "¿Te gusta hacia dónde va esto?" La fórmula que propone es preguntar al adolescente si disfruta de lo que sucede durante la pelea. Es raro que a alguien le guste discutir así con alguien que quiere, y si lo verbalizamos, lo conseguiremos según el experto, es pillar desprevenida a la persona que tenemos delante. “Esta pregunta desbarata totalmente el motivo por el que estaban peleando y se centra en la pelea misma”, explica.
Eso sí, aunque cierra la discusión no significa que acabe el conflicto. Lo que hace, como la técnica del banco de niebla, es reducir la velocidad de las emociones durante una discusión par aque el tema pueda retomarse cuando todos estemos más calmados. El momento de usarla según cuenta Earle es “cuando sientas que la tensión aumenta y la pelea se vuelve más emocional y personal”. De esta forma, el foco se centra en que estáis peleando y en que esa situación es desagradable, así que las revoluciones bajan.
El experto asegura que cuando veamos que la discusión se repite y no es la primera vez que se habla de esto, cuando el adolescente ha entrado en un bucle y tú también, pares. Y en ese momento digas en tono tranquilo algo como: “¿Te gusta hacia dónde va esto? Porque a mí no. Esto no es divertido para mí. Hemos tenido peleas como ésta tantas veces que ambos sabemos lo que viene después, y no me gusta. Cuéntame, ¿te gusta? ¿Disfrutas lo que sucede después?”
Por qué no es bueno discutir cuando estamos alterados
Alison Roy, psicoterapeuta de niños y adolescentes, explicaba a The Guardian que en esos momentos de pelea nos cuesta entender la reacción del hipotálamo. “Las vías neuronales pasan por un reordenamiento en la adolescencia. No tiene mucho sentido intentar mantener una discusión tranquila durante estas “tormentas”, así que espera a que pase antes de reanudar una conversación más razonable. Durante estos tiempos explosivos, el adolescente siente que está luchando por sus vidas”.
Robert Taibbi, experto de Psychology Today, explica que es importante que los padres entiendan que su hijo está teniendo dificultades, y “la discusión es su forma de afrontar algo que le molesta”, así que recomienda que cuando se intensifique la reacción del adolescente tratemos de ser más compasivos y nos repitamos como un mantra un “no se trata de mí sino de él/ella. Está luchando”.
Además afirma que esto no es una lucha de poder y que la mejor forma de aplacar las emociones es escuchando lo que la otra persona nos tiene que decir. La escucha activa es el mejor arma comunicativa que tenemos, ya nos lo dijo Chris Voss, ex agente del FBI y experto en negociación. Taibbi asegura que en una pelea en la que estamos alterados “no es momento para sermones, ultimátums o intentos de resolver el problema: el cerebro racional se ha cerrado y todo es cuestión de emociones. Limítate a apagar el fuego. Si no alimentas el fuego, tu hijo adolescente comenzará a calmarse.”
Cuando la intensidad baja, es el momento de aplazar esa conversación porque tal y como explican por ejemplo los expertos educativos de Queensland Government “elegir un momento en el que el adolescente esté sintiéndose tranquilo es lo mejor para tener conversaciones difíciles. Es menos probable que se frustren o se enfaden si se sienten descansados y tranquilos.”
Una vez calmados es el momento de hablar, pero durante una discusión acalorada con un adolescente lo mejor es intentar apagar ese fuego y la frase que propone Andy Earle puede ser el agua que lo consiga.
Fotos | Moxie (2021)
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