La comunicación es fundamental para construir relaciones sólidas y saludables, también en las de los padres y sus hijos
Inés Hernand explicaba al periodista David Andújar en el espacio Sin filtros que no tiene relación con sus padres desde hace años. En el programa Planeta Calleja explicaba que con 18 años se fue de casa y el distanciamiento con ellos se hizo más evidente. No sabe nada de ellos desde los 25 años. “Mi experiencia me dice que es lo más justo para ambos, porque si no hay un entendimiento, hay mucha bronca y hay cosas que no se pueden sortear. [...] No porque te hayan parido tienes que tener una buena relación”, aseguraba en el programa con la intención de visibilizar los modelos alternativos familiares.
Y es que aunque pensemos que puede ser algo excepcional, hay muchos hijos que rompen la relación con sus padres y es tan normal como tener una buena relación con ellos. Según la profesora Katarzyna Popiołek, psicóloga de la Universidad de Ciencias Sociales y Humanidades, “hay heridas de la infancia, aún vivas, que hacen imposible la reconciliación, a diferencia de aquellas que de alguna manera se pueden soportar. Y para muchas personas, la solución a heridas imperdonables es simplemente la distancia, porque les libera de un dolor que se vuelve insoportable. Quizás la terapia ayudaría a estas personas a largo plazo; aquí y ahora, escapar parece ser la única solución”, explicaba al medio Zwierciadlo.
La relación entre padres e hijos es una de las más importantes. Construir y mantener un vínculo afectivo sólido aporta seguridad emocional y ayuda a un desarrollo saludable de los niños, proporcionándoles mayor autoestima y habilidades sociales que les servirán en su vida como adultos. Lo que percibimos de nuestros padres moldea la percepción que tenemos de nosotros mismos y del mundo, tal y como explica la teoría del apego. Cuando nos convertimos en adultos podemos sentirnos heridas, frustradas o decepcionadas por cómo fueron nuestros padres, como pasó con Hernand, y hay ocasiones en que eso tiene remedio.
Según explicaba al HuffPost Lara Morales Daitter, psicóloga y especialista en familias, “los hijos adultos a menudo quieren escuchar palabras afirmativas de sus padres, como reconocer sus experiencias dolorosas o expresar comprensión por sus elecciones". Los expertos aseguran que existen algunas frases capaces de “sanar” una relación complicada entre padres e hijos, o al menos de dar el primer paso para hacerlo.
“Lo siento”
En ocasiones subestimamos el poder de pedir perdón. Dicen que nunca es tarde, y tal y como explicaba al HuffPost el terapeuta y autor Jor-El Caraballo “estas dos palabras son las que muchos hijos adultos quieren escuchar más que cualquier otra cosa. Poder ser validados y escuchar el perdón de sus padres sería una gran victoria para los hijos adultos que buscan romper algunos ciclos familiares negativos y avanzar en sus vidas con una mejor salud mental”.
Y es que las disculpas son necesarias, hasta cuando no hemos hecho nada con la intención de herir a otra persona. Saber pedir perdón es tener también responsabilidad afectiva. Reconocer que hemos hecho daño a otra persona y validar sus emociones es un primer paso fundamental para sanar ese vínculo entre padres e hijos, porque asumir la responsabilidad crea un espacio para la reparación y la reconexión emocional.
“No sabía lo que necesitabas. ¿Hay algo que pueda hacer por ti ahora?”
Los seres humanos tendemos a pensar que nuestra palabra es ley y verdad absoluta, y en muchas canciones nos cuesta reconocer que nos equivocamos. Sin embargo. reconocer los errores nos abre una puerta a la reconciliación, y nos invita a aprender de ellos y hacer las cosas de una forma diferente, y nada mejor que preguntar a la otra persona lo que necesita para poder subsanar el posible daño.
"Estaba en modo supervivencia"
La terapeuta Nedra Glover Tawwab, explica que esta, no es una excusa para haber hecho mal las cosas, sino la forma de poner en contexto una situación y facilitar así su comprensión por parte de los hijos. “Hablar con ellos de la situación que se vivió y lo que la rodeaba, puede ser muy curativo para la relación entre un adulto y un hijo”, aseguraba. Es importante también pensar que es probable que nuestros padres lo hicieran lo mejor que pudieron con las herramientas de las que disponían en ese momento, por lo que entender cuáles eran nos ayuda a ser más comprensivos.
“Tu camino diferente al mío, pero te apoyo”
Laura Morales Daitter asegura que "esta declaración afirmativa reconoce la individualidad del viaje del niño adulto y afirma su autonomía para tomar decisiones en la vida. Transmite aceptación y validación de los padres, lo que fomenta una sensación de empoderamiento y bienestar emocional". Y es que aunque tus hijos hayan tomado un camino diferente al que tenías en mente para ellos, para alcanzar la felicidad y el bienestar no existe un único camino ni uno correcto. Proporcionar apoyo emocional respetando la autonomía y las elecciones del niño es la base de unas relaciones familiares sanas.
“Estoy muy orgulloso/a de ti”
Cuando crecemos también necesitamos reconocimiento por parte de nuestros padres."Escuchar 'Estoy orgulloso de lo que has hecho y de quién eres' puede ser un rayo de luz", aseguraba Jor-El Caraballo. Y no importa la edad, todos los hijos quieren saber que sus padres están orgullosos del camino que han tomado y la persona en la que se han convertido.
“¿Quieres un consejo o prefieres que te escuche?”
Esta frase deberíamos usarla para todas las relaciones porque no siempre se espera de nosotros que nos convirtamos en rescatadores, sino simplemente que escuchemos a la otra persona. En el caso de los hijos podemos llegar a pensar que sabemos lo que necesitan en todo momento, pero aprendemos más tomando nuestras propias decisiones aunque estas, en ocasiones, nos lleven a fracasar.
Preguntar directamente si están buscando algún consejo o simplemente alguien que te escuche, demuestra a los hijos que sus padres saben que sus hijos son capaces de manejar una situación y decidir por sí solos. El trabajo de un padre o madre no es siempre proteger, cuando son adultos es escuchar, observar y preguntarles. Si damos como padres un consejo no solicitado a nuestros hijos mayores, no les damos el espacio para que se reafirmen en su propia persona ni permite que los padres aprendan quién es el adulto en que se ha convertido su hijo.
“Sigo aquí para ti”
Caraballo asegura que “aunque los padres deberían cambiar su enfoque de pasar la mayor parte de su tiempo atendiendo a sus hijos a otras actividades personales, eso no significa que no puedan seguir siendo aliados involucrados y respetuosos en las vidas de sus hijos. Descubrir los límites correctos y al mismo tiempo mantener una presencia activa y atención es un baile delicado pero importante”. Cuando los hijos se convierten en adultos también necesitan el soporte y la atención de sus padres, pero de otra manera.
Fotos | El padre (2020)
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