Todo lo que no nos contaron sobre la maternidad: seis mujeres nos confiesan cómo han vivido la experiencia de ser madres primerizas

Será lo más duro que hagas en tu vida. Y la mayor satisfacción de todas. Un dolor desgarrador por el que volverías a pasar mil veces. Un amor incondicional como ningún otro. Un nivel de felicidad insuperable.

La maternidad es poder decidir de nuevo quién quieres ser. Porque cuando nace un bebé, nace una madre. Esto es lo que nos han contado estas seis madres sobre su aventura como primerizas en un mundo donde siguen existiendo muchos tabúes, y en el que es más importante que nunca dar visibilidad a esta espectacular (y agotadora) fase de la vida.

Un cóctel mólotov entre tristeza, alegría, amor y soledad

"Lo que nunca me contaron de la maternidad fueron la mayoría de las cosas. Me hablaron de la parte bonita pero nunca de la realidad; y creo que nunca lo hicieron porque el cerebro de la mujer es tan sabio, tan evolucionado y tan desarrollado que olvida la parte dolorosa para no transmitirla a las futuras madres y que no puedan dudar respecto a su decisión de tener un hijo", expone Cuca (33), madre primeriza con un bebé de seis meses.

"La cicatriz de mi cesárea es una sonrisa que jamás querré borrar porque es la salida de mi hija al mundo"

"Lo que no me contaron, y que todavía no se me ha olvidado, pero poco a poco se va diluyendo, es, en primer lugar, la parte física. No me contaron la capacidad o el umbral del dolor tan alto que puede llegar a tener una mujer para dar a luz a su propio hijo. ¡Qué animalada! Y a la vez, qué soportable, qué bonito y qué sentido. Es maravilloso. Tampoco me contaron que la cicatriz que sale a las mujeres que nos hacen cesárea es una sonrisa que yo jamás me querré borrar porque es la salida de mi hija al mundo. Me parece la cicatriz más bonita de todo mi cuerpo. Nunca me contaron que podría llegar a sentir eso por una cicatriz", continúa.

"Tampoco me contaron que no volvería a dormir del tirón, que se me caería el pelo, se me romperían las uñas y que recuperaría mi peso a base de no parar, pero que mi cuerpo no volvería a ser el mismo. Y no me hablaron jamás del postparto, para mí la peor fase de la maternidad. La auténtica revolución de las hormonas".

"No me contaron que el papel del padre es fundamental en un postparto"

"Un cóctel mólotov entre tristeza, alegría, amor y soledad. Llorar sin motivo aparente y enamorarte día a día de una personita que estás conociendo, porque en un primer momento no te nace un sentimiento de amor, sino de cuidado y protección. El postparto está para enamorarte de esa pequeña criatura que has traído con tu esfuerzo y tu dolor al mundo".

"Tampoco me contaron que el papel del padre es fundamental en un postparto. Saber con quién te has casado, quién es tu pareja o con quién has decidido tener tu hijo. No me contaron el papel tan fundamental que hacen los papas aquí. Y sobre todo, lo que no me contaron es que iba a agradecer tantísimo a mis padres la educación que me habían dado o que les iba a entender tanto. Que iba a entender tanto las frases o comentarios de mi madre y su forma de ser", añade Cuca.

"A pesar de todo lo malo, creo que es la aventura más maravillosa en la que una persona se puede embarcar"

"A pesar de todo lo malo, creo que es la aventura más maravillosa en la que una persona se puede embarcar. Volvería a pasar por esto mil veces. Eso sí, siendo consciente de que dar a luz a un bebé en este mundo tan loco no debe ser un capricho, sino el mayor acto de generosidad que alguien puede tener. Sabiendo que traes al mundo a un ser humano al que hay que educar con conciencia y responsabilidad".

El mundo se para en seco

"Cuando nació mi primera hija mi mundo se paró mientras que el de mi marido siguió. Y es que, por mucho que creamos en la igualdad, ellos no pueden dar el pecho. Es una realidad. Entendí que ella dependía completamente de mí y que mi universo giraba entorno a ella. De repente entró en mi vida un ser tan pequeñito y vulnerable... y la responsabilidad es tan fuerte que llegas a pensar que si no estás ahí ella se muere", reconoce Emilia (31), con dos hijos de tres y un año.

"La gente puede dar su opinión, pero no imponer. No saben el daño que pueden hacer ciertos comentarios cuando eres madre primeriza"

Otro de los temas de los que nunca se habla es el de los consejos gratuitos. "Yo sabía que la gente opinaba pero no hasta qué punto", explica Emilia. "La gente puede dar su opinión, pero no imponer. Cada bebé y cada mamá es un mundo, y no significa que lo que a una le haya funcionado le vaya a funcionar a otra. Yo hago lo que me funciona porque conozco a mi bebé y me conozco a mí. Sé que lo hacen con buena intención, pero no saben el daño que hace a una madre que acaba de empezar, que está conociendo a su bebé. Porque no hay un manual, vas aprendiendo según nace y crece".

El parto es impredecible

Ali (28), madre de un bebé de siete meses, confiesa que no le hablaron lo suficiente sobre el tema del parto. "Es importante ser consciente de que el parto es impredecible y físicamente te destroza, y eso es algo que no te cuentan o que la gente esconde. Aunque te prepares, hay veces que el bebé no sale, se gira... es muy duro".

"El parto es muy duro, físicamente te destroza"

"Además, como socialmente no se habla de ello, siempre se espera que la mujer esté con buena cara tras dar a luz. Es decir, en una situación normal, una mujer da a luz y esa misma tarde o al día siguiente ya recibe visitas. Y, mientras tanto, mientras todo el mundo entra con una sonrisa para conocer al bebé, la madre está agotada y dolorida. No puedes ni ir al baño, ni sentarte. Dicho esto, sin duda es lo mejor del mundo y repetiría mil veces".

Cuando nació su bebé, Ali le dijo a su madre que no sabía si sería capaz de tener otro hijo por el hecho de tener que soportar de nuevo ese dolor. Su madre le contestó que al final la sensación de ese dolor tiende a desaparecer de nuestro cerebro, que la memoria es selectiva y tiende a quedarse con lo bueno. "En mi caso ha sido literalmente así, yo he olvidado más de la mitad. Recuperarte físicamente hace que te recuperes emocionalmente".

"Aprendes a esforzarte sin esperar recompensa, a cambiar tu orden de prioridades, a dar importancia a lo que realmente lo tiene"

"Descubres que el cuerpo es capaz de soportar más dolor del que tú misma imaginabas, aprendes a ser comprensiva y entiendes a todas las madres, especialmente a la tuya. Aprendes a esforzarte sin esperar recompensa, a cambiar tu orden de prioridades, a dar importancia a lo que realmente lo tiene, a ser paciente (porque puedes estar una hora y media dando de comer)... y entiendes lo sabio que puede llegar a ser el cuerpo humano. Pero sobre todo, aprendes a querer infinito, a valorar los pequeños momentos en los que se pasan las horas simplemente mirándole. Aprendes a pensar 24 horas en otra persona, a ser capaz de hacer cualquier cosa por ellos, aprendes que los bebés son ángeles que vienen para darnos vida porque cuando nace un bebé, nace una madre".

Sin tiempo (ni para ducharte)

"Mis tías y mi madre siempre me habían dicho que era lo más maravilloso que te podía pasar, pero nadie me contó que no iba a tener tiempo ni para ducharme. Pierdes tu intimidad. Cuando tienes un bebé, te demanda constantemente y no tienes un solo hueco para ti. Es bastante duro", explica Leti (34), embarazada y con una hija de tres años.

"Otra cosa que tampoco te cuentan es que tu cuerpo ya no va a volver a ser igual. Puedes volver a perder los kilos del embarazo y estar en forma, pero tu cuerpo, tal y como lo has conocido hasta entonces, no va a ser el mismo. Te ensancha todo: la cadera, la caja torácica...", asegura.

El sexo pasa a un segundo plano

María (35), con un bebé de cuatro meses, considera crucial desmitificar el tema de la maternidad y de cómo, en muchos casos, la líbido desaparece: "Nadie te cuenta que el sexo pasa un segundo plano. Después de un parto te tienes que recuperar físicamente, especialmente si has tenido uno malo, y emocionalmente, esta parte es fundamental y no le damos la importancia que tiene. El cuerpo destina toda su energía al cuidado de un bebé y las hormonas que antes se generaban con el sexo ahora te las genera el estar con el bebé. La líbido que antes tenías hay que trabajarla".

"Si pienso en el sexo automáticamente me viene a la cabeza todo el dolor que ha pasado mi cuerpo y creo que éste es sabio y de forma automática genera rechazo al sexo porque le recuerda el dolor. Pero creo que también depende mucho del parto que hayas tenido. Es una lotería. Yo tuve una episiotomia, fórceps y muchos puntos..."

"Creo que es fundamental hablarlo no sólo entre mujeres, sino también y especialmente con los hombres para que valoren el esfuerzo que implica. Porque ellos al final con todo esto desean que se acabe la cuarentena y volver a tener relaciones. Pero tienen que entender que además de un cambio hormonal es un cambio físico... y te tienes que recuperar. Es como si de repente te operan la rodilla y te quieres poner a andar al día siguiente. Imposible. Necesitas rehabilitación", sentencia María.

Puede ser traumático para la pareja

"Cuando tu primer hijo llega al mundo es un completo desconocido. No importa la ilusión que tuvieras o las cosas que hubieras imaginado sobre él, de repente está en el centro de tu vida y no sucede de forma inmediata: tienes que aprender a quererle. Luego, al segundo, como ya estás muy en contacto con tu paternidad o maternidad, le quieres infinito desde que nace", sostiene Paula (40), con dos hijos de cinco y tres años.

"Ser madre hace que la mayoría de tus sueños se evaporen"

"Ser madre hace que la mayoría de tus sueños sencillamente se evaporen. Tu hijo te ancla al suelo, te salva de soñar ese millón de planes intrascendentes, te distancia de tu 'yo' más hedonista para acercarte a él. No importan los éxitos o errores del pasado, la maternidad es poder decidir otra vez quién quieres ser".

"Por último, creo que convertirse en padres puede ser traumático en parejas donde el vínculo ya no es tan fuerte. Pasas de creer ser todo para el otro a ser solo una parte de una ecuación mayor. Y de golpe, sois tres perros para un mismo hueso".

Aprendes lo que es sentir miedo

"Cuando entré al hospital yo era una persona prácticamente sin ningún tipo de responsabilidad. En mi mundo estaba únicamente yo. Me dedicaba a mi trabajo, a mi marido, a mis viajes, mis compras... pasármelo bien era mi máxima prioridad. Y, sin embargo, una vez salí del hospital, eso cambió por completo. Sin darme cuenta, mi hija se convirtió en lo más importante de mi vida... Y eso no te lo cuentan jamás. Lo que siempre te cuenta la gente es que si el niño duerme, que llora, que es una preocupación que no coma… pero nadie te habla de esto", me cuenta Patricia (31), embarazada de su segundo hijo y con una niña de tres años.

"He experimentado por primera vez en mi vida lo que es el miedo"

"Te ciega que tu hija esté bien, que tenga de todo y no le falte nada. Y tú pasas a un segundo plano. No vuelves a irte de viaje sin desconectar, sin pensar en ella. Piensas en ella las 24 horas del día".

"Otra cosa que he sentido por primera vez en mi vida es el miedo. Me consideraba una persona muy echada para adelante, sin grandes preocupaciones; y después de tener a mi hija he aprendido lo horrible que es el miedo. Miedo a que le pase algo, que se ponga mala, que algún niño le haga algo que le pueda influir en cómo es ella y su forma de ser".

"Y por último, nunca me hablaron del amor incondicional tan espectacular que se crea. Empiezas a entender a tu madre a la perfección. Y puedes querer muchísimo a tus padres, pero lo que quieres a un hijo es aún más potente, quieres de forma diferente y es espectacular. No puedes llegar a entender cómo puedes querer tanto a alguien".

Fotos | Erin Brockovich, El padre de la novia II, Bridget Jones´s baby, This is us, Friends, Baby tú vales mucho, Nueve meses, Lo mejor de mi vida, Juno, Tully.


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