Puede que hayas visto comentarios de este tipo entre hombres en las redes sociales, y esconde a toda una comunidad misógina detrás de él: los incels
Es posible que navegando por redes sociales como TikTok o Instagram hayas visto un término pulular por ahí: “sojas”. Se utiliza como un insulto entre hombres para definir aquellos considerados “poco masculinos”, es decir, a los hombres que no se adhieren a las normas de género tradicionales de los hombres sexistas y misóginos.
El término “soy boy”, sojas en castellano, es para algunos “un hombre afeminado cuyos sentimientos se lastiman con demasiada frecuencia”, Para otros es “una persona que se queja del término soy boy. Suelen actuar como maricas y utilizan Twitter más que cualquier otra red social. Por lo general, no tienen más amigos que los otros soy boys”. Incluso encontramos definiciones tan elaboradas como esta: “A menudo un hombre bisexual o metrosexual. Comúnmente se identifica como feminista y activista de derechos civiles, aunque también suelen ser ricos y nunca han pasado por ninguna lucha. Casi siempre usan jeans ajustados debido a su frágil sexualidad. Suelen conducir un Prius o un Tesla para salvar el medio ambiente, o pueden andar en bicicleta eléctrica para evitar el esfuerzo de pedalear.” Pero lo cierto es que “sojas” o “soy boy” es un insulto. Y esconde mucho detrás.
De dónde nace el término “soy boy” o “sojas”
En los últimos años, el término “soy boy” se ha utilizado cada vez más para describir a personas vistas como débiles y femeninas. Al parecer, podría haberlo iniciado Mike Cernovich, un hombre de extrema derecha que usó el término durante meses en Twitter para insultar a la gente según El Daily Dot. Sin embargo, según Know Your Meme, el primer uso de “soy boy” apareció en 4Chan.
Nace de la falsa creencia de que los productos con soja aumentan los niveles de estrógeno de los hombres (algo que obviamente no ha sido probado científicamente) y del hecho de que la soja es una proteína alternativa a la carne y para muchos, la carne es de machos. Como si los alimentos estuvieran destinados para uno u otro género.
Beatriz Robles, dietista y nutricionista, explicaba a La Vanguardia que “los hombres no comen bistecs por ser hombres, sino que los hombres comen bistecs para demostrar que son hombres”. Parece mentira que estemos en pleno 2024 y aún creamos que alimentos propios de mujeres como el yogur, la ensalada o la soja, y otros propios de hombres como la carne. Pero hasta donde la ciencia sabe, los alimentos no tienen preferencia sexual y esta creencia se basa solo en estereotipos de género. Eso sí, se usa para descalificar a hombres que no cumplen con los estándares de otros hombres.
Los “incels” que han popularizado el insulto no son unos marginados
En los últimos tiempos ha surgido un grupo de personas, los denominados incels. Incel es el acrónimo de "involuntary celibate” (célibe involuntario) y en un principio se usaba para denominar a hombres frustrados por su falta de experiencias sexuales. En Newtral explican que un incel es “un grupo heterosexual cohesionado entorno a un fuerte sentimiento de rabia y rechazo hacia el sexo opuesto, las mujeres.” Es decir, los incels son un grupo de hombres misóginos.
Basan su ideología en datos sesgados y deformados que pueden parecer científicos y son fáciles de creer pero no son reales ni están demostrados. Son ellos principalmente los que usan “sojas” como insulto en redes sociales. Y no, no se trata de un pequeño grupo de hombres aislados socialmente. En este artículo se afirma que la ideología incel es tan real y letal que ha dejado 50 muertos en ataques terroristas reivindicados por miembros de la comunidad.
La activista Laura Bates se infiltró en alguno de estos grupos y como explica en su ensayo “Los hombres que odian a las mujeres: Incels, artistas de la seducción y otras subculturas misóginas online”, estamos ante un grupo amplio y diverso. “Uno de los errores que cometemos al hablar de ellos es simplificar el problema.” Durante su trabajo de investigación vió de todo, desde adolescentes vulnerables que buscan consejo sobre cómo hablar con las chicas, pasando por divorciados, hombres jóvenes o padres. De hecho asegura que “algunas de las personas que han sido desenmascaradas tras pertenecer a estas comunidades resultaron ser un político estadounidense o un padre afable que entrenaba el equipo de fútbol de sus hijos”.
No son unos marginados. Son muchos y el movimiento gana importancia cuando nosotros se la quitamos. La británica explicaba en una entrevista al periódico El País, que “muchos individuos que forman parte de la “manosfera”, ese mundo de internet donde grupos de hombres incel o los que adiestran a adolescentes sobre cómo seducir o violar a las mujeres, alimentan un odio que ha alcanzado a muchos adolescentes y no tan adolescentes que podríamos considerar normales.”
Algunos pensarán que hablar de ellos es dar voz a quien no debería tenerla, especialmente si pensamos en que practican un discurso misógino, pero quedarnos callados y pensar en que si no hablamos de ellos desaparecerán, es solo obviar un problema que existe.
Ahora que sabes lo que es un "sojas" tal vez la próxima vez que lo veas escrito por ahí te pares a pensar en ello y hasta contestes porque callarnos, seamos hombres o mujeres, está comprobado que no soluciona el problema. Tal vez hay que señalarlos igual que hacen ellos con los hombres que consideran poco hombres solo por el hecho de que no odian a las mujeres.
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