La Femme Fatale, un personaje de cine creado para "atar" a la mujer y que acabó liberando su feminismo

La femme fatale siempre ha sido mucho más que una mujer. Existe desde el principio de la historia, pero fue el cine quien la puso de manifiesto. Es un icono, una representación del deseo sexual, de la sensualidad y hasta del poder que emana de la seducción. La femme fatale es irresistible y peligrosa pero ¿también feminista? Fue recreada en el cine negro de los 40 con la intención de recordar a la mujer cuál era su “sitio” en el mundo. La femme fatale era malvada porque era libre, y ahí residía su peligrosidad.

¿Dónde nace la femme fatale?

El término mujer fatal es, según la RAE, aplicable a una mujer seductora que ejerce sobre los hombres una atracción irresistible y peligrosa. Ya en la antigüedad se habló de este tipo de personajes bellos y peligrosos. Eva en el cristianismo que indujo a Adán a morder la manzana, o las sirenas en la mitología griega que atraían a los marineros con su voz y su belleza a los arrecifes, por ejemplo.

Elisabeth Taylor en "Cleopatra"

La cultura ha estado repleta de mujeres fatales. Carmen en la ópera, el cuadro Mujer pelirroja con ojos verdes de Munch o la Ana Karenina de Tolstoi son algunos de los ejemplos. Pero en la historia también han existido personajes como Cleopatra o Mata Hari, que encarnan a la perfección en la definición de femme fatale. Bellas, peligrosas e irresistibles.

John Tones, de Espinof nos explica cómo fueron los inicios en el cine de este arquetipo. “La femme fatale no viene de la nada. Ya en los años veinte (con la relajación moral prebélica) y treinta (antes de la implantación del código Hays), hay precedentes muy interesantes de la figura de la flapper, que en el cine encarnó como nadie Louise Brooks en películas como La caja de Pandora o, por supuesto, Betty Boop y sus no-tan-inocentes dibujos animados. Y también están, por supuesto, las vamps del cine mudo, mujeres que usaban su atractivo para arrastrar a la perdición a los hombres.”

Katharine Hepburn y Cary Grant en "La fiera de mi niña"

“En los años treinta hay otro curioso precedente: las screwball comedies. Estas locas comedias que popularizaron sobre todo Cary Grant y Katharine Hepburn en clásicos como La fiera de mi niña o Luna nueva, dirigidas por Howard Hawks, presentaban a mujeres independientes, poco necesitadas del consentimiento masculino y que volvían literalmente locos a los hombres.”

Pero fue tras la Segunda Guerra Mundial cuando empezó a cobrar un protagonismo más que notable en las películas de cine negro. ¿El por qué? La mujer durante la guerra se hizo cargo de trabajos fuera de casa que hasta ese momento eran masculinos, en fábricas por ejemplo.

Ya no era el ama de casa típica que espera a su familia cuidando el asado mientras se enfría una tarta en la repisa de la ventana. Habían sido autosuficientes y ahora que los soldados regresaban, ellas debían volver a casa. Este ejemplo no solo se dio en EEUU, en la serie de Netflix El círculo de Bletchley, podemos ver esa lucha en Inglaterra tras la segunda guerra mundial.

De ahí que se usara, según afirma Gian Piero Brunetta en su libro Historia Mundial del Cine, como método para advertir a los hombres de que debían cuidarse de las mujeres así, y a las mujeres de que los comportamientos de la femme fatale son castigados, porque en las películas de cine negro no suelen ser ellas quienes resultan ganadoras al final.

Según Ángel Carrión en la revista cultural Mito, "el arquetipo de la femme fatale es una expresión del temor masculino a la dominación femenina a través de su atractivo y su sexualidad, el temor a verse reducido a una figura, tan bella como malvada, que lo absorba y lo destruya por completo."

¿Cómo es la femme fatale que creó Hollywood?

Joan Bennett en la película "Scarlet street"

Desde Hollywood se quiso que la figura de la femme fatale fuera una demonización de comportamientos femeninos que escapaban de la idea tradicional de la mujer. Y la mejor manera de hacerlo era cubrirlos con una maldad real como en El cartero siempre llama dos veces, donde una adultera mujer está dispuesta a matar para conseguir lo que quiere.

Pero las mujeres fatales no solo eran tremendamente bellas y sensuales. Independientemente de su maldad o no, eran inspiradoramente independientes, inteligentes y decididas. Audaces, valientes y libres. Libres para disfrutar de su sexualidad y su ambición.

La femme fatale rompe tabúes y no es solo un personaje cinematográfico que engaña, mata o roba, sino una mujer inteligente que usa las armas a su alcance (su sexualidad, su belleza y hasta su falso amor), para conseguir un propósito que, eso sí, puede acabar en destrucción.

Rita Hayworth en "La Dama de Shanghai"

Cuando la femme fatale se transformó en feminista

Lo que Hollywood no sabía es que el tiro iba a salirle por la culata. La crearon para demostrar a las mujeres que los "pecados" de las mujeres se acaban pagando, y buscando que abrazaran el tipo de vida que la mujer llevaba antes de la guerra.

Lana Turner en "El cartero siempre llama dos veces"

Pero ese personaje ambicioso, mentiroso a veces y vengativo, era también libre. La femme fatale decidió ser dueña y señora de su propia sexualidad, de sus deseos y de su cuerpo. Se apartaron del lugar que socialmente le correspondía a la mujer y se alejaron de la idea de una amante ama de casa para aferrarse a su propio destino, independiente de esa vida tradicional y encorsetada de la mujer de la época.

No estaban atadas a una maternidad casi obligada en la época. Las mujeres fatales decidían sobre la maternidad, y se negaban a tomarla como única forma de ser felices, revelándose como no se había visto hasta el momento en Hollywood.

Jane Russell en "El Forajido"

Eran peligrosas, sí, pero también atrevidas, valientes y decididas. Egoístas, como el hombre llevaba años siendo en el cine, y peligrosas, porque el personaje de femme fatale es tan bello como inteligente. Fuma como un hombre, y esconde sus intenciones tras el humo de un cigarrillo que hasta ese momento había sido cosa de hombres. Beben whisky y deciden qué ponerse. De haberse organizado, habrían provocado una revolución.

Y en cierto modo lo llegaron a hacer. Las mujeres dejaron de verse solo como complementos hogareños y tal fue el impacto de esta nueva mujer liberada que 1946, EEUU vivió más 610.000 divorcios, como señala Inés Alberdi en su libro Historia y sociología del divorcio en España. ¿Casualidad o despertar feminista? Sin duda la mujer descubrió que no solo tenía un lugar en la cocina, sino que eran poderosas y podían decidir.

Las femme fatale más icónicas de la historia del cine negro

Ava Gardner y Burt Lancaster en Los Asesinos

Desde Mary Astor en El Halcón Maltés en 1941 hasta Margot Robbie encarnando a Annie en Terminal en 2017. Son muchas las mujeres que han encarnado a la femme fatale y muchas las que han pasado a formar parte de la historia del cine, como Rita Hayworth en Gilda (1946) o en La dama de Shanghai (1947), Lana Turner en El cartero siempre llama dos veces (1946), Jane Russell en El Forajido (1943), Joan Bennett en Scarlet Street (1945) o Ava Gardner en Los Asesinos (1946).

Antes de ellas, actrices europeas como Marlene Dietrich, en El ángel azul ya "son un precedente de las femme fatales, arrasando con las convenciones sexuales de la época”, tal y como nos explica John Tones, de Espinof

Sharon Stone en Instinto Básico (1992), es otra de las mujeres que interpretó a una femme fatale. Tras el auge que vivieron en la década de los 40, fue durante los años 80 y 90 cuando volvió a aparecer este personaje, más malvado y con más energía sexual que antes. La escritora Catherine Tramell y su mítico cruce de piernas durante un interrogatorio policial es un ejemplo de cómo la femme fatale utiliza su sexualidad como arma para conseguir sus propósitos.

Kathleen Turner en Fuego en el cuerpo (1981), o Demi Moore en Acoso (1994) son dos ejemplos más de este tipo de personajes.

Kathleen Turner y William Hurt en "Fuego en el cuerpo"

Aunque la femme fatale no es un retrato real de la mujer feminista, sí supuso una revelación para la mujer tradicional americana que vio en el personaje otras formas de vida. Un ejemplo que sirvió para hacer despertar ese hambre de libertad y romper tabúes que envolvían a la mujer en una época en la que ellas debían ser madres y esposas, pero ansiaban poder decir.

Porque la femme fatale del cine negro es dueña de su vida y se siente completa por sí misma, sin necesitar de un marido y unos niños que pidan tortitas los domingos por la mañana.

Foto| Scarlett Street, La dama de Shanghai, Pixabay

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