El Palacio de Buckingham no lo ha confirmado oficialmente pero, según la información revelada por la periodista Concha Calleja en el programa 'Fiesta', Carlos III habría decidido someterse a una terapia alternativa para tratarse del cáncer que padece. Esta es una decisión que habría tomado a raíz de los efectos secundarios sufridos por la quimio, aunque carece de base científica. El problema es que no solo podría ser perjudicial para él mismo (de hecho, ya ha tenido que cancelar sus compromisos dos días tras sufrir "efectos secundarios temporales que requirieron un breve período de observación en el hospital") sino para toda la sociedad por el ejemplo que da como rey.
Qué es la terapia Gerson: enemas de café y zumos a tutiplén
El tratamiento por el que Carlos III ha puesto en pausa su quimioterapia dura tres semanas y cuesta 4.900 euros cada una. Se llama terapia Gerson y consiste en ponerse una vez al día un enema de café, beber 13 zumos diarios, llevar una dieta estricta y sin usar recipientes o utensilios de aluminio, tomar una serie de suplementos y ponerse una inyección de extracto de bacalao y B12. Estas, además, se cobran aparte y tienen un precio de 20.000 euros.
El objetivo es hacerle al paciente una limpieza absoluta porque, tal y como explica el Instituto Nacional de Cáncer, la teoría es que la enfermedad se cura al eliminar las toxinas del cuerpo, fortalecer el sistema inmunitario y reemplazar el exceso de sal en las células del cuerpo por potasio.
Aparte de que no se ha publicado en ninguna revista científica ningún resultado de estudios de laboratorio o con animales y de que la terapia no ha sido aprobada como tratamiento del cáncer, el NCI advierte sobre que hacerse demasiados enemas de cualquier tipo es dañino. Se han publicado informes sobre muertes que podrían estar relacionadas con los enemas de café, además de cambiar la composición química de la sangre y de las sustancias químicas presentes de forma natural en el cuerpo.
Además, el NCI revisó los casos de 60 pacientes tratados por el Dr. Gerson y halló que la información disponible no probaba que la terapia ofreciera ningún beneficio. Según la periodista, los médicos habrían informado a Carlos III de todos los riesgos pero estaría convencido de hacerlo.
El Rey de la homeopatía
Que Carlos III es un ferviente creyente y defensor de la homeopatía no es ni un secreto ni una novedad. En su libro 'Un científico en el País de las Maravillas', el médico alemán Edzard Ernst cuenta su experiencia en la lucha contra las pseudociencias y el daño que estas han causado en el campo de la medicina.
En sus páginas no se corta a la hora de exponer los enfrentamientos que tuvo con el ahora Rey del Reino Unido, quien mostró una actitud abiertamente hostil y anticientífica hacia el estudio objetivo de sus terapias predilectas cuando Ernst fue escogido para ocupar la primera cátedra del mundo en medicina alternativa (un ámbito de la medicina que, hasta entonces, nunca se había estudiado de forma sistemática).
Aún así, Ernst no tuvo suerte en sus intentos de abrirle los ojos a alguien que ostenta tanto poder e influencia pública. No solo lo demuestra con su confianza en la terapia Gerson; poco después de la muerte de Isabel II, Carlos nombró a un defensor de la homeopatía como jefe médico de la Casa Real británica.
Se trata de Michael Dixon, que tiene responsabilidad sobre la salud del rey y de toda la familia real al liderar el equipo de médicos que trabajan en el palacio de Buckingham. Este médico no solo es conocido por estar a favor de que algunos fármacos a base de hierbas puedan ser recetados por el Servicio Nacional de Salud.
Cinco veces más probabilidades de morir
Cuando mi padre se estaba muriendo de un tumor cerebral que solo podía ser operado para alargar la vida pero no para salvarla y, además, sin garantías, decidió apostarlo todo al pensamiento mágico. De este modo, quiso que lo tratara un supuesto chamán que, más tarde, se descubrió que los cánceres tan vistosos que era capaz de extraer como por arte de magia eran vísceras de pollo impregnadas de sustancias fluorescentes. Lo que quiero decir es que no es fácil entender desde fuera lo que la desesperación puede llevar a hacer a alguien en una situación así.
El sentido común ya nos lleva a intuir que las personas que eligen la medicina alternativa en lugar de los tratamientos tradicionales para tratar cánceres curables tienen un riesgo más alto de morir de forma precoz. Sin embargo, es algo que también confirman las investigaciones. En concreto, es lo que determinó un estudio publicado en 2017 en el 'Journal of the National Cancer Institute'.
Los investigadores observaron que los pacientes que recibieron terapias alternativas en lugar de los tratamientos habituales (quimioterapia, cirugía, radioterapia) fueron más propensos a fallecer durante el estudio. Además de que, después de una media de cinco años, los pacientes con cáncer de mama o con cáncer colorrectal tuvieron casi cinco veces más probabilidad de morir si habían usado una terapia alternativa.
El autor principal del estudio, el Dr. James Yu de la Facultad de Medicina y el Centro Oncológico de la Universidad de Yale, explicó que se interesó por el tema tras ver que muchos pacientes acudían a su consulta con cánceres avanzados que habían sido tratados solo con terapias alternativas "inefectivas y sin probar".
Por lo tanto, en lugar de tomarlo como referente, lo de Carlos III puede servirnos para recordar la importancia de acudir siempre a un médico (o varios, para contrastar) para que evalúe nuestro caso y nos pueda decir cuál es el mejor camino a seguir. De hecho, incluso el mencionado Dixon ha aclarado que ni siquiera él cree que en las terapias alternativas como un sustituto para curar el cáncer sino como un complemento a las tradicionales.
Foto de portada | theroyalfamily y Serra boten
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