Me declaro absoluta fan de las alitas de pollo. Es comfort food para mí si hablamos de alitas de pollo al ajillo como las hace mi madre. Pero también es un plato socorrido que hago cuando no sé qué hacer. Y lo mejor es que son tan versátiles que nunca me aburro porque hay muchas recetas posibles. Una de mis favoritas es fritas, pero si quiero seguir una dieta saludable no es la mejor de las opciones a pesar de que adore la increíble combinación entre la crujiente piel, y el sabor jugoso que tienen dentro.
Por suerte, existe un truco para conseguir unas alitas tan crujientes como estarían fritas, pero sin tener que freírlas. Solo necesitas un horno (o una freidora de aire) y un ingrediente que todos tenemos en casa pero que nunca imaginarías que usaríamos para esto: los polvos para hornear o levadura de repostería.
Cómo hacer las alitas de pollo al horno más crujientes
Además de los trucos que ya conocemos para que las alitas de pollo queden crujientes, como por ejemplo secar bien la piel, no amontonarlas al hornear y usar una rejilla para ello, existe un truco que recorre internet y que consiste en añadir levadura química. El polvo de hornear elimina la humedad de la piel del pollo, por lo que es más fácil que se dore y que además se quede crujiente al hornearse.
El chef David de Jorge explicaba en su programa que para que quedasen bien crujientes necesitas un sobre de levadura química y tres cucharadas de maizena que mezclaremos con los condimentos que prefiramos como pimentón, ajo o cebolla en polvo, pimienta molida, orégano o lo que más nos apetezca. De jorge añade un extra que le aportará aún más jugosidad y es una salmuera en la que dejaremos las alitas durante 24 horas, pero si aplicamos la mezcla de la maizena y levadura y enharinar las alitas bien secas, eliminando el exceso con una palmada, tendremos una piel crujiente muy similar a la que obtendremos friéndolas.
Con las alitas cubiertas por la mezcla, precalentamos el horno a 220º y colocamos las alitas en una rejilla y bien separadas entre sí. La alta temperatura del horno es también clave para que obtengamos unas alitas crujientes y jugosas por dentro, y la rejilla permite que el aire circule alrededor de las alitas mientras se hornean, ayudando a que su piel quede aún más crujiente. Una vez colocadas en la rejilla, echa un poco de aceite en spray sobre las alitas para que estas cojan un color más dorado en el horno. Las dejaremos unos 35-40 minutos, dándoles la vuelta cuando lleven la mitad del tiempo y sin bajar la temperatura del horno.
El truco funciona tan bien que a partir de ahora la levadura química que metas en tu cesta de la compra no será para hacer un bizcocho, sino para conseguir las alitas de pollo al horno más crujientes del mundo. garantizado.
Fotos | Peter Pham en Unsplash, Clark Douglas en Unsplash
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