Un aperitivo de última hora con lo que tienes en la despensa: listo en cinco minutos y tan rico que parece de chef

Es perfecto para hacer en las fiestas de Navidad, cuando vienen amigos a casa o como parte de una cena de picoteo para una cita romántica

No hace falta pasar horas en la cocina y hacer recetas con más de veinte pasos para impresionar a alguien. Te lo digo por experiencia. En la buena cocina muchas veces menos es más, algo que podemos comprobar por ejemplo con una tortilla de patatas que usando dos ingredientes (patatas y huevo), sal y aceite, se convierte en un bocado digno de los dioses.

Lo mismo puede pasarnos con una cena a la que hemos invitado a alguien. Hay recetas que con un par de ingredientes que tienes en la despensa y el frigorífico y un poco de imaginación, pueden hacer que te marques un aperitivo de última hora con el que dejar con los ojos como platos a tus invitados. Es el caso de este “paté” de mejillones que además de rico, está listo en menos de cinco minutos aunque parezca salido de un restaurante.

Cómo hacer un paté de mejillones fácil

Para ponernos manos a la obra solo necesitamos un vaso de batidora en el que vamos a echar lo siguiente: dos latas de mejillones en escabeche que habremos escurrido (guarda un poco de su caldo y lava bien dos de las latas si son rectangulares, que las vamos a usar para servir), una lata de mejillones al natural también escurridos, tres quesitos (o si prefieres, tres cucharadas de queso crema, ricotta o un queso con textura cremosa), seis palitos de cangrejo y una cucharada sopera de mayonesa. Ya has hecho lo más complicado que es abrir las latas sin cortarte, así que seguimos esta receta extremadamente fácil de preparar.

El secreto de este paté es su textura, así que vamos a triturar todo bien hasta conseguir la adecuada. Si está demasiado espeso y es poco manejable, añade un poco del escabeche que habíamos reservado de los mejillones y si por el contrario está muy líquido, métele un quesito más o un poco más de mayonesa y tritura hasta obtener una textura de paté cremoso, como la que tendría un buen hummus para que te hagas una idea.

No te hace falta añadir sal, ni nada por el estilo, solo meterlo en las latas limpias y guardarlo en la nevera para que asiente. Este último paso no es imprescindible, aunque sí recomendable si queremos una textura más similar a un paté, con algo más de cuerpo. A la hora de servir, puedes hacerlo con unas tostas, unos grissinis o unos

Fotos | Directo al Paladar

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