Durante años mis padres tuvieron un huerto urbano y la cosecha estrella del verano era de calabacines y tomates. Tenían tantos que repartían a toda la familia. Así, cada semana me veía con la nevera llena de verduras y cansada de hacer el clásico pisto manchego, me vi en la necesidad de probar nuevas recetas para evitar aburrirme.
La más fácil y la que más repetía en el verano por su ligereza y frescura era la de estas cintas de calabacín con berberechos y tomate, solo que yo reducía aún más el tiempo de cocinado porque en verano eso de estar en la cocina me apetece más bien poco.
Cómo hacer cintas de calabacín con berberechos y tomate
Lo mejor es usar calabacines pequeños y que no sean muy gruesos, para que no tengan demasiadas pepitas pero sí una carne firme. La experta de Directo al Paladar los corta en forma de cintas que podemos hacer con un pelador, pero a mí me gusta más hacerlos en formato de zoodles o espaguetis de calabacín con un espiralizador, porque de esta manera reduzco el tiempo de cocción a un par de minutos.
Solo necesitas un calabacín pequeño con el que harás cintas o tiras muy finas. Ahora solo tienes que escaldarlas en agua hirviendo o mejor aún, hacerlas al vapor. Si son cintas necesitas 5 minutos y si son tiras finas en forma de zoodles, con dos minutos las tendrás al dente. Enfría en un bol con hielo y escurre bien. Si quieres, puedes quitar el exceso de humedad con papel de cocina. La carne del calabacín queda tierna pero firme, al dente.
Una vez listo el calabacín, vamos a montar nuestra ensalada de verano. Como te he dicho antes, en verano quiero que sea todo lo más rápido y fácil posible, así que corto un tomate que no sea muy grande, o un puñado de cherrys. Es verano, y es el momento ideal de aprovechar la temporada de tomate, así que escoge la variedad que más te guste. Añade el tomate al calabacín escaldado junto con unos 60 gramos de berberechos en lata al natural, escurridos. Tienen una gran cantidad de hierro, pero si no te van, puedes sustituirlos por unos mejillones al natural, algo más económicos. Y lo mejor es que son conservas que siempre tenemos en la cocina.
Ahora solo nos queda aliñar como más nos guste. Puede ser desde una vinagreta de miel y mostaza hasta una sencilla mezcla de aceite de oliva y vinagre pasando por una vinagreta de sésamo. En mi caso me gusta usar un aliño de tahini con sal y pimienta, un poquito de aceite de oliva virgen extra, vinagre de manzana, un chorrito de zumo de limón, un par de cucharadas de tahini y media cucharada de miel. Y como quiero darle aún más frescor, pico unas hojas de menta y las añado al bote del aliño cuando ya está bien movido y emulsionado. Si se ha quedado muy espeso, puedes añadir un chorrito de agua fría. Ahora solo tienes que aliñar tu ensalada y disfrutar.
Esta ensalada ligera está repleta de vitaminas ya que el calabacín cuenta con micronutrientes de calidad como potasio, magnesio, fósforo y vitaminas del grupo B como la vitamina B6 y el ácido fólico. Y como nos explican en Vitónica, el calabacín tiene la capacidad de reducir la densidad calórica del plato e incrementar su poder saciante, por lo que si estamos a dieta o queremos comer ligero, es ideal. La proteína la conseguimos con los berberechos y la frescura, con el aliño y la menta.
Fotos | Directo al Paladar
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