Hasta la gente más torpe se atreverá con esta receta saludable que es más fácil de hacer que una tortilla
En invierno, cuando el frío aprieta, parece que lo único que apetece son sopas y cremas. Podríamos comprarlas ya hechas, pero ese sabor industrial inconfundible es lo menos reconfortante que puedes imaginar. En cambio, hay algunas recetas que son tan sencillas que hasta el más novato o novata podría hacerlas. Clásicos de la cocina que son la receta perfecta para empezar a cocinar cuando no tienes ni idea. La más fácil de todas es una sencilla crema de zanahoria con apenas cuatro ingredientes y el máximo sabor. Lo que viene a ser un “menos es más” en toda regla y una receta de esas que te calientan el cora hasta en los días más fríos.
Cómo hacer una crema fácil de zanahoria
Para dos personas vamos a usar 3 ó 4 zanahorias y media cebolla. Comenzamos rehogando la cebolla cortada en juliana fina (en tiras) en una cacerola con un poco de aceite de oliva. Lo que vamos a hacer es un sofrito que le de ese sabor a casa de la abuela, así que dejamos que se poche a fuego medio y sin dejar que se dore durante unos cinco minutos. Mientras la cebolla se va ablandando poquito a poco, vamos a pelar y quitar los extremos de las zanahorias y a lavarlas bien para después cortarlas en rodajas. No las hagas muy gruesas porque queremos que no tarde demasiado en cocinarse.
Una vez peladas y picadas, añadimos las zanahorias a la cacerola con la cebolla y rehogamos un par de minutos. Cuando esté rehogado todo, añadimos medio litro de caldo de verduras. No uses agua, y si la usas, añade al menos una pastilla de caldo concentrado. Lo ideal es que hagas el caldo en casa como te indican los expertos de DAP, pero también puedes comprar un brick. Por favor, que sea de calidad porque se nota mucho la diferencia si nos dejamos más dinero.
Echamos sal y un poco de pimienta blanca y dejamos que cueza todo a fuego medio durante unos 15 minutos o hasta que la zanahoria esté tierna. Mejor tapado para que no pierda mucho agua. Trituramos y añadimos un chorro de nata para cocinar (unos 75 ml) o si estás reduciendo las calorías, un poco de yogur o leche evaporada. Mezclamos bien y servimos con lo que nos apetezca: unos picatostes, unos dados de queso tierno, unas semillas de sésamo, un huevo cocido y cortado fino, cebollino picado… Te recomiendo añadirle un poco de jamón crujiente que puedes hacer en el microondas. Solo necesitas poner papel de horno en un plato, una loncha de jamón serrano y cubrir con más papel de horno. Llevas al microondas un minuto y medio, paras y vuelves a poner medio minuto más. Queda de locos y es un topping facilísimo de hacer que aporta proteínas a esta cena fácil.
Lo mejor es que esta receta es rápida de hacer, sana a más no poder y una opción ideal de cena ligera para bajar peso y no pasar hambre aunque estés a dieta. Además resulta muy completa si añadimos un poco de proteína, por ejemplo un yogur de postre. Rica, fácil y con los topping adecuados, muy resultona. Tanto que parece gourmet pero hasta un niño puede hacerla.
Fotos | DAP
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