Una vez que pruebes esta combinación de sabores vas a repetirla una y otra vez todo el año porque es original, fácil y está buenísima
Con el calabacín aún de temporada, el verano encima y el calor de las noches de verano, lo que menos me apetece es cocinar. Intento por todos los medios que el tiempo que paso en la cocina sea poquísimo en esta época del año. Pero aún así no me resisto a una buena receta veraniega aunque me de pereza.
En esos días en que me siento más perezosa de lo habitual, hay una receta que nunca falla porque huele y sabe a verano, y lo más importante: es sana, rica, barata y original, así que no le podemos pedir nada más a este calabacín agridulce. Al igual que con la receta de inspiración italiana y con toques de Medio Oriente que te contamos aquí, la receta de calabacín que te proponemos hoy es una inspiración de Yotam Ottolenghi.
La clave que da un plus a esta receta es el queso fresco, la mejor opción a la hora de consumir este lácteo, y lo que le va a dar la proteína a la receta para que resulte saciante. Además, posee un reducido valor calórico en comparación con otros quesos (aproximadamente 200 Kcal por cada 100 gramos) y es de bajo contenido graso, así que estaremos cuidando nuestra dieta.
Receta de calabacín agridulce con queso fresco de Ottolenghi
Para esta receta necesitamos un calabacín pequeño para dos personas, queso fresco, vinagre de manzana o sidra, unos 20 gramos de pasas sultanas y poca cosa más que algunas especias. No hace falta que sea un queso especial, podemos usar de vaca, de oveja, mezcla, de cabra y hasta ricotta o incluso requesón o cottage.
Comenzamos poniendo en un cacito las pasas con unos 50 ml de vinagre, una pizca de sal y una cucharada de miel, mezclando bien todo y dejando que se cocine a fuego suave unos 15 minutos. Lo que conseguiremos es una especie de melaza cuando se reduzca.
En la receta original, Ottolenghi usa alcaparras fritas y si te digo la verdad le dan un toque absolutamente increíble. Solo necesitamos freírlas con aceite de oliva a fuego medio hasta que se abran y queden crujientes sin quemarse. Pasamos a un plato con papel absorbente y el aceite en el que las hemos frito nos sirve para hacer el calabacín a la plancha, que habremos lavado y cortado en rodajas finas.
En un bol mezclamos el queso desmenuzado con un poco de ajo en polvo, pimienta negra, ralladura de limón y un chorrito de zumo de limón. La melaza ya está lista, así que vamos a darle un punch de sabor con un poquito de copos de chile que añadimos a la mezcla. Ahora podemos echar el calabacín y dejarlo marinar en la mezcla agridulce media hora, o solo servirlo en el plato junto con el queso y un buen chorro de esta maravillosa salsa y las alcaparras por encima. El resultado es absolutamente maravilloso, sorprendente y de esas cosas que cuando las pruebas, sabes que vas a repetir una y otra vez.
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