Tus invitados pensarán que la has comprado porque parece gourmet. Y si no tienes invitados y has decidido hacerla para ti -porque comer sano, rico y bonito también es autocuidado-, vas a pensar que estás en un restaurante. La magia de este plato es en realidad la paciencia. Da igual que no tengas ni idea de cocinar porque en realidad no lo necesitas para hacer esta receta estilo griego de tarta de calabacín, yogur y queso feta.
Para empezar vamos a encender el horno a 180º para que tome temperatura mientras preparamos la tarta. Vamos a lavar bien los calabacines y cortarlos en rodajas finas. Todas iguales. En una sartén con un poco de aceite, los salteamos hasta que estén ligeramente dorados, unos 5 minutos. Mientras vamos a preparar la base de la tarta con la masa filo.
La masa filo la venden en supermercados como Mercadona, Carrefour o Lidl, viene en paquetes con varias hojas. La receta en este caso es para dos personas, así que cogemos cuatro de ellas. Una a una vamos a ir poniéndolas en un molde (puede ser redondo o rectangular como en la imagen), pincelando con un poquito de aceite de oliva. Ponemos la primera y la pincelamos, ponemos la segunda encima y pincelamos de nuevo. Y así hasta tener las cuatro.

Una vez listas, extendemos el yogur (importante que sea sin azúcar, por favor) y salpimentamos, para colocar justo encima las rodajas de calabacín que estarán ya doraditas, montándolas unas sobre otras. Salpimentamos el calabacín y le añadimos también un poco de tomillo. Mejor si es fresco, pero si es seco tampoco será un drama. Y si prefieres otra especia, como podría ser el orégano, también es válido. Ahora que está montada, vamos a deshacer con las manos el queso feta por encima, que cuando entre en el horno se fundirá y dorará. Horneamos durante 25 minutos o hasta que la masa filo esté dorada.
Mientras la tarta está en el horno vamos a preparar una salsa fácil que contraste con el sabor de la tarta y para la que solo hay que poner en un cacito la miel y el vinagre balsámico y la miel a fuego medio-bajo hasta que tenga una textura espesa, como si fuera un sirope. Una vez tengamos lista la tarta, sacamos y añadimos por encima ese sirope justo antes de servir. Y para darle un toque aún más fancy, podemos añadirle un poco de cebollino picado fresco para decorar. Cena de diez para sorprender(te).
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