Ojalá el único problema de ser camarera fuera tener un sueldo de mierda

Tras la pandemia, los expertos en economía apuntan que 2022 será un año de récord turístico. Los hoteles colgarán el cartel de completo, las zonas de ocio estarán a rebosar y los restaurantes y bares se llenarán. Precisamente por eso ha saltado la noticia de que los puestos de camarero no se están cubriendo y son insuficientes para soportar la demanda.

73.000 trabajadores que se dedicaban a la hostelería antes de la pandemia no han vuelto a sus puestos. Este “éxodo voluntario y masivo de la fuerza laboral” que no regresa a sus antiguos puestos, tal y como nos explican en Xataka, es lo que en Estados Unidos se ha llamado “La Gran Renuncia” y parece que está llegando a España en el sector de la hostelería.

Ahora bien, ¿por qué existe esta escasez de camareros? Pues los camareros no quieren ser camareros por el sueldo (aparentemente) y los hosteleros dicen que el problema es que ellos tienen las manos atadas y que “ojalá se pudiera pagar más”. Pero los bajos sueldos no son el único problema de una profesión que está en el punto de mira.

Qué pasa cuando la mitad de tu sueldo (como mínimo) es en negro

Esther Miguel tiene 32 años y es responsable de Procesos e innovación en Webedia, pero con 17 años entró en el mundo de la hostelería como camarera. En su segundo verano trabajando para el mismo bar de una ciudad costera muy turística, le ofrecieron lo que algunos se atreven a llamar “media jornada”, doce horas de trabajo. Pero tal y como nos explica Esther “solo cotizaba ocho y las otras cuatro las cobraba en negro”, así que cuando tuvo un accidente laboral que le dejó como recuerdo una enorme cicatriz de 19 puntos encima de la rodilla, se vió de baja y cobrando solo de lo declarado.

"Solo cotizaba ocho horas y otras cuatro las cobraba en negro"

“Tuve un accidente laboral porque el local no seguía la mitad de las normas de seguridad: fui a tirar al contenedor una basura enorme y muy pesada y dentro debía haber alguna lata o cristal.” El resultado fue una baja de tres semanas durante las cuales, no paró de recibir llamadas inquisitivas de su jefa. “Me preguntaba constantemente qué me decían los médicos sobre cuándo podría reincorporarme”.

Según datos del INE, un camarero cobra de media 1.300 euros brutos al mes, el sueldo más bajo junto al de trabajadores no cualificados, a lo que hay que sumar que los contratos son cortos (en 2021 dos de cada tres fueron eventuales). Y eso cuando al menos hay un contrato de por medio.

Maricarmen, de 38 años, ponía copas en un bar mientras estudiaba durante unos tres años. “Trabajé sin contrato y no muy bien pagada”, nos confiesa. Aunque como contrapunto, además de camarera de barra, trabajó en un restaurante y vivió una situación diferente. “Cuando he trabajado en restaurante como camarera de sala siempre ha sido con contrato ajustado a mis horas y sin hacer horas extra, solo trabajando lo que me tocaba.”

Lo mismo ocurre con Lola J. Espejo, montadora de 26 años que trabajó durante un par de veranos en un restaurante en Granada y sin contrato. “Trabajaba en negro y no tenía horario. Si me llamaban en mi día libre porque había muchas reservas, tenía que ir”. Y como dice el refranero español “ni pagado ni agradecido”, porque Lola asegura que si se quedaba media hora o 45 minutos más, no le pagaban ese tiempo extra como correspondía. “Al final de la semana, y como si fuera un favor, me daba ‘5 eurillos extra por las medias horillas sueltas’, aunque esas medias horillas fueran tres horas de más a la semana.”

La diferencia de ser camarero dentro y fuera de España

El chef Ferrán Adriá dijo en una entrevista que en unos años los camareros “van a cobrar más que un abogado” y apuntó la gran diferencia de sueldos con París, por ejemplo.

Maricarmen nos explicó que trabajó como camarera de sala, y lo hizo en España durante dos años “en una cadena americana, donde se tomaban muy en serio los descansos y los riesgos laborales”, y en un negocio familiar en Italia durante nueve meses, donde asegura que “se cobra mejor que en España”.

"En España te tratan más como si fueras un esclavo que un trabajador"

Pero aunque en otras partes de Europa los camareros ya cobran 3.500 euros al mes, no es la única diferencia. Además de en Granada, Lola trabajó como camarera en Suecia. “Allí se respeta todo muchísimo más. El horario es el horario y no echas ni un minuto más”, nos explica. “A la hora de salida todo el mundo aparca lo que está haciendo y lo que se queda sin hacer, se hace al día siguiente”, y añade que “allí cuando tratas bien al cliente te suelen dejar propinas bastante apañadas, valorando que tengas buen servicio. En España te tratan más como si fueras un esclavo que un trabajador.”

El handicap extra que viven las camareras a diario

“Supongo que lo que nos habrá pasado a todas, que venga un baboso y te diga ‘hola hoy estás muy guapa’ o te comenten cómo te queda la ropa y cosas así que a los hombres nunca dirían. A un hombre no le dicen ‘qué bonito tienes el pelo hoy’ o ‘qué bien hueles’”, algo que Lola afirma que tampoco le pasaba en Suecia. “Los clientes no baboseaban como en España”.

En este tipo de trabajo la mujer es aún más vulnerable que el hombre. “Como camarera en un bar de copas, el pan de cada día es que te intenten entrar todas las noches”, nos confiesa Maricarmen que asegura que en alguna ocasión hasta pasó miedo, algo que en sus propias palabras “no debería suceder en ningún trabajo”.

"Alguno intentó meterse en la barra y me vi en una situación en la que, con 19 años, no sabes qué hacer"

“Alguno intentó meterse en la barra y me vi en una situación en la que, con 19 años, no sabes qué hacer.” Tanto es así que Maricarmen no contaba nada de su trabajo en casa. “Me preguntaban qué tal había ido el día y yo siempre decía que bien por si a mis padres les daba un ataque. Imagínate que llega tu hija de 19 años y te dice que un borracho se le ha intentado colar en la barra.” Lo peor según Maricarmen es cómo afecta el alcohol a algunas personas. “Es como si perdieran el control y se creyeran de repente con derecho a todo.”

Evidentemente estos testimonios no significan que el 100% de los casos en hostelería sean así, pero es significativo y lo que parece ser la “Gran Renuncia” acercándose nos está dando un mensaje y Esther lo tiene claro: ”He visto a mucha gente no aguantar ni tres días por la presión. Buscarte algo en otro sector me parece ya no lógico, sino mero instinto de supervivencia.”

Fotos | Gtres, Friends, Crew, Andriyko Podilnyk, Helena Lopes, Liam Martens, Louis Hansel y Di_An_h en Unsplash

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