No significa que el yogur esté cortado ni malo, solo que ha cambiado su estructura pero no sus beneficios para la salud
¿La tortilla con cebolla o sin cebolla? Y la pizza, ¿con o sin piña? Los cereales, ¿antes o después de la leche? El café, ¿con o sin azúcar? Dentro de la gastronomía existe dualidad sobre muchos temas. Por ejemplo, ¿eres de esas personas que se beben el líquido transparente que está encima de los yogures? Yo no lo era. Lo tiraba siempre. Y ahora he descubierto por qué era una mala idea.
El agua que está encima de los yogures es comestible, empezando por ahí. No significa que el yogur esté malo ni cortado ni que haya pasado algo raro en su procesamiento. El yogur con líquido, es apto para comer siempre que la fecha de caducidad no se haya sobrepasado muchísimo. La verdadera cuestión es si es algo que merece la pena salvar o si es un agüilla sin más.
Tal y como explica el microbiólogo alimentario Frank Devlieghere, esa capa es uno de los componentes del yogur. Este se elabora con leche a la que se añaden bacterias que hacen que el azúcar de la leche se convierta en ácido. Estos ácidos descomponen las proteínas de la leche y, en última instancia, le dan al yogur su reconocible estructura firme. Cuando el yogur lleva unos días en la nevera, es posible que esa estructura cambie ligeramente y se desprenda el suero.
En los lácteos, el suero es la parte líquida formada principalmente por agua, que se separa de forma natural en un proceso de coagulación, por ejemplo cuando hacemos mantequilla con nata o cuando se prepara un queso. Cuanto más tiempo fermenta, reposa o madura un lácteo, más suero se separa del resto de componentes. Cuanto mayor sea el porcentaje de agua del yogur, más fácil es que se separe, por eso en los yogures tipo griego no solemos ver esa capa.
Los beneficios del líquido del yogur
Además de agua, este suero tiene muchos beneficios. Contiene sustancias saludables como proteínas, lactosa y calcio. Por ejemplo, contiene proteínas del lactosuero como la beta-lactoglobulina, la alfa-lactoalbumina y la seroalbúmina, que tienen un alto valor nutricional. Aporta minerales esenciales como potasio y calcio, y vitaminas del grupo B. Por eso no hay que tirarlo como confirman desde la Academia Española de Nutrición y Dietética.
No existe mucha evidencia científica sobre las bondades del suero, pero sí que hay algunos estudios que apuntan a posibles beneficios como reducir el colesterol en sangre, aumenta la pérdida de grasa, favorecer el desarrollo muscular, ayudar a la pérdida de peso y prevenir la obesidad. Las proteínas del suero también podrían ayudar a mejorar la respuesta inmune de las personas con asma. Y al ingerir el líquido del yogur, este aumenta su capacidad saciante e hidratante.
No es un súper alimento, ya que el porcentaje de todos eso componentes es muy pequeño, pero eso no significa que tengamos que tirarlo. Si te desagrada el aspecto, muévelo para que se vuelva a integrar con el resto hasta que quede homogéneo. Tan fácil como eso. Y si no quieres ni verlo, agita el yogur antes de abrirlo para que cuando lo abras, todo esté en su sitio y bien mezclado. Y no, no cambia el sabor, solo la estructura. El sabor del suero es similar al del yogur y al mezclarlo no cambiaremos su sabor, solo conseguiremos que esté más cremoso.
Fotos | Anshu A en Unsplash, Sara Cervera en Unsplash
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