La tarta mousse de leche merengada es más sencilla de preparar de lo que te imaginas. Además, el resultado es garantía de éxito. Un aspecto muy positivo es que ni siquiera se necesita horno para su preparación. Eso sí, hay que prepararla el día anterior porque requiere de un tiempo de frío. La base es la clásica de galletas y mantequilla, la de toda la vida, que se prepara rápidamente triturando ambos ingredientes a la vez. Puedes usar galletas de canela, que le van genial a este postre.
En primer lugar, trituramos las galletas junto con la mantequilla. Si usamos un robot de cocina será más sencillo, pero si lo hacemos a mano conviene que la mantequilla esté fundida. Después, forramos el fondo de un molde desmontable de 20 cm con la mezcla, apretando para que se compacte. Reservamos en la nevera.
Hidratamos la gelatina en un bol con un poco de la leche. El resto lo introducimos en un cacito junto con la rama de canela y la piel de medio limón. Llevamos a ebullición y apagamos inmediatamente el fuego. Retiramos la canela y el limón.
A continuación, agregamos a la leche la gelatina hidratada y removemos con varillas para integrar. Después, añadimos también la leche condensada, tapamos y dejamos que se atempere ligeramente.
Mientras tanto, batimos la nata (muy fría) con unas varillas. Cuando esté semi montada, añadimos el azúcar glas y batimos de nuevo hasta que quede bien firme. Reservamos en la nevera.
Montamos las claras con ayuda de unas varillas hasta que queden firmes. Para ello, han de estar a temperatura ambiente, así que, su guardas los huevos en la nevera, asegúrate de sacarlos al menos una hora antes. Después, agregamos la canela molida y removemos para integrar.
Mezclamos las claras montadas con la mezcla de leche, removiendo cuidadosamente con movimientos suaves y envolventes para que no pierdan el aire incorporado con el batido anterior. Agregamos esta mezcla a la nata montada, mezclando igualmente con suavidad hasta homogeneizar.
Rellenamos el molde con la mousse y alisamos la superficie. Guardamos en el congelador durante unas 12 horas para que solidifique y poderla desmoldar fácilmente al estar blandita. Retiramos el contorno del molde y dejamos que se descongele en la nevera antes de consumir.
Molde desmontable Lékué
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