Ha llegado el frío y con él las ganas de comer platos calentitos y guisos. Lamentablemente soy una de esas personas que no es muy amiga de las sopas y las cremas, a pesar de que son el confort food por excelencia del otoño y el invierno. Y aunque a veces me hago alguna, lo cierto es que prefiero otro tipo de platos reconfortantes como este pollo en salsa cremosa de calabaza que está para ponerle un piso en plena Castellana de Madrid.
El secreto de este plato está en la salsa y en un ingrediente humilde pero maravilloso: la calabaza. El puré de calabaza asada le aporta una textura untuosa y mucho sabor, pero conseguimos una salsa ligera y saciante que resulta perfecta para una cena. Es el puré lo que hace que la salsa quede cremosa y parezca de restaurante caro.
La magia del puré de calabaza es que puedes asar una calabaza entera (en mi caso lo hago en el airfryer pero puedes hacerlo en el horno con esta receta de Directo al Paladar), y podemos guardarla en cubitos para tener siempre puré de calabaza asado listo para usar en un guiso como este que te proponemos hoy, o en un pumpkin spice latte. Puedes incluso encender el horno y asar dos para conservarlas ya con el puré hecho y ahorrarte muchísimo tiempo en la cocina. Pero vamos a la receta para descubras la que será tu nueva receta favorita del otoño: contramuslos de pollo en salsa cremosa de calabaza.
Lo primero que vamos a hacer es preparar las verduras y limpiar los contramuslos de pollo de cualquier resto de grasa que tengan mientras precalentamos el horno a 200º. Cortamos cada contramuslo deshuesado en dos y lo vamos pasando por la sartén (una que luego podamos meter en el horno) con un poco de aceite para que se dore a fuego fuerte mientras cortamos las verduras. La cebolla la vamos a cortar en juliana al igual que los pimientos, y el nabo, en cubos. Si no tienes o no te gusta, no te preocupes, puedes suprimirlo o sustituirlo por una patata.
Una vez esté listo el pollo lo sacamos y doramos las verduras, comenzando por la cebolla a la que añadiremos un poco de sal para que empiece a sudar. Dejamos durante unos 5 minutos a fuego medio alto para que no se queme y añadimos los pimientos y el nabo, además del ajo picado muy fino (puedes rallarlo si lo prefieres). Removemos y cocinamos a fuego medio durante 10 minutos. Pasado ese tiempo salpimentamos y añadimos las especias (el comino y el tomillo), añadiendo el vino para que reduzca y desglase todo el sabor que se ha quedado en la sartén.
Una vez se haya evaporado el alcohol, vamos a echar el tomate concentrado y el puré de calabaza, mezclando todo bien. Añadimos entonces el pollo de nuevo y cromos con caldo de verduras o pollo, o si no tenemos, con agua (la cosa mejora con caldo, eso sí). Y nuestro trabajo ha terminado porque el resto lo hará el horno: entre 30 y 40 minutos dentro, bajando la temperatura a 180ºC cuando el caldo comience a hervir. Es importante no dejar que el pollo se seque, así que si ves que te quedas sin salsa, añade poco a poco durante el cocinado para que el guiso no se seque de más.
Y listo. Ahora solo necesitas pan y tener cuidado para no quemarte porque esta receta se va a convertir en tu favorita del otoño y estarás contando los minutos desde que lo metas al horno para hincarle el diente.
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